Hay personas talentosas para los negocios. Le preguntas que harían con RD$10 millones o RD$15 millones y, de inmediato, responden que pondrían un negocio para multiplicar ese dinero con base en una buena tasa de retorno en un determinado proceso productivo.
Sin embargo, hay otros que no tienen la vocación de negocios, aunque sí saben hacer dinero o han tenido la oportunidad de acumular una buena cantidad, pero sin la posibilidad de crear una empresa para multiplicar esos cuartos más allá de un nivel mínimo de rentabilidad.
En ambos casos, la condición es buena, sino hay que saberlo diferenciar antes de tomar decisiones equivocadas, si llega a tener la oportunidad de acumular un buen dinero, ya sea por un período de ahorrando, porque se sacó la lotería o porque, como deportista destacado, consiguió un buen contrato profesional (un prospecto de béisbol o de otra disciplina).
Entonces, saber diferenciar entre quienes tienen vocación para los negocios y son exitosos y los que, en cambio, deben elegir vivir de la renta, es esencial, si se está en la “afortunada” condición de haber acumulado dinero.
Por ejemplo: Si usted tiene más de 55 años de edad, logra acumular RD$10 millones en ahorros, ya tiene casa propia, cuenta con un buen vehículo, sus hijos están criados y son profesionales y autosuficientes, entonces lo ideal es que tome ese dinero y lo coloque en instrumentos financieros para vivir de la renta.
De esa forma, podría obtener una tasa de retorno suficiente para mantenerse, al ofrecerle, tal vez, un retorno que puede oscilar entre RD$80,000 y RD$120,000 mensuales, que serían como una pensión.
En ese caso, puede seguir trabajando y ahorrando hasta cumplir los 65 años, retirarse y “pensionarse” con el monto acumulado y la renta que el sector financiero (bancos, bolsa de valores, etc.) le pueden garantizar con su inversión.
Otros, que tienen “vocación para los negocios”, posiblemente en esa misma condición, edad y con el mismo monto, decidirán invertir ese dinero en su empresa existente o un nuevo emprendimiento, porque es lo que le apasiona en la vida.
Es posible que esa persona, al cumplir los 65 años, acumule mucho más dinero y puede que decida retirarse o continuar con la pensión, presión, esfuerzo y otros sacrificios que le exige “atender el negocio”, aunque con placer, porque se trata de algo que le apasiona.
Ambas condiciones pueden ser favorables. De hecho, en mi familia están los dos casos, aunque no hemos acumulado suficiente dinero. Yo me ubico en el primero de los dos ejemplos: desde temprana edad he trabajado y soy disciplinado para ahorrar y acumular recursos provenientes de una parte de mi salario. Pero tengan la seguridad de que, cuando tenga un buen ahorro, lo invertiré en instrumentos financieros confiables para vivir de la renta, porque no tengo vocación para los negocios y tampoco me interesa. Mi deseo es retirarme a una edad adecuada y descasar en la etapa previa a mi postrimería.
Pero mi hermano mayor se ubica en el segundo ejemplo. Es una persona de poco interés por los estudios académicos, pero con una capacidad y habilidad impresionante para los negocios. Su pasión es emprender, hacer inversiones y “multiplicar” el dinero con esos emprendimientos. Esa es su pasión y estoy seguro de que cuando tenga edad de retiro, aun habiendo acumulado un buen capital, preferirá seguir en esa actividad, porque es lo que le apasiona.
Lo importante, para ambos casos, es la disciplina, dedicación y consciencia de que el dinero no es para desperdiciarlo, sino, para invertirlo bien, ya sea en un buen negocio o en instrumentos financieros confiables, a los fines de que ofrezcan buena rentabilidad.
Hay quienes pierden su tiempo pensando en que el dinero no les alcanza, mientras dejan de hacer cosas para obtenerlo y multiplicarlo en procura de tener con qué vivir al llegar a su vejez. Si bien hay que darse la buena vida, no debe ser con excesos y mucho menos agotando todo lo que se tiene. Guardar para el futuro nunca es malo y siempre resulta bueno, cuando se hace de manera disciplinada y, sobre todo, para su bien, para su conveniencia, la suya en primer lugar.
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