Por Gina Baldivieso
La violencia vivida en Bolivia tras los recientes comicios generales bajó este jueves para dar protagonismo al ámbito de la política, con cruces de acusaciones sobra las culpas de la crisis en el país entre el Gobierno de Evo Morales y los opositores que denuncian un fraude electoral.
La tensión de los últimos días no estuvo tan patente, pese a que se mantuvieron las huelgas ciudadanas en contra de la reelección de Morales en algunas urbes y en otras los seguidores del mandatario marcharon en defensa de su triunfo en las elecciones del 20 de octubre.
Quienes estuvieron más activos esta jornada fueron las autoridades bolivianas, que culparon a los detractores de Morales de la violencia ocurrida en la víspera en la región de Cochabamba, y líderes opositores como el cívico Luis Fernando Camacho y el expresidente Carlos Mesa, que devolvieron las culpas al Gobierno.
VÍCTIMAS DEL CONFLICTO
Los enfrentamientos han dejado hasta el momento tres muertos, 346 heridos y 220 detenidos, siendo la jornada del miércoles la más violenta desde los comicios, con 97 heridos y un muerto en Cochabamba, según datos de la Defensoría del Pueblo.
Los dos primeros decesos se produjeron el pasado 30 de octubre en la ciudad oriental de Montero, en enfrentamientos entre partidarios y detractores de Morales.
Limbert Guzmán, un joven de 20 años, murió la pasada noche en un hospital de Cochabamba tras los graves disturbios en esa región.
"Lo que pido es justicia", declaró el padre del joven, José Guzmán, en el velorio de su hijo, un estudiante que esperaba terminar este año la escuela secundaria.
ACUSACIONES CRUZADAS
El vicepresidente boliviano, Álvaro García Linera, compareció ante los medios en La Paz para deplorar los sucesos del miércoles, centrando su crítica en las vejaciones sufridas por la alcaldesa de la ciudad cochabambina de Vinto, la oficialista Patricia Arce, a manos de una turba, y las agresiones contra mujeres campesinas.
García Linera calificó de "fascistas" a quienes actuaron de esa forma y apuntó a Mesa y Camacho por la violencia.
"Convocamos a las fuerzas opositoras que dejen la violencia", afirmó, aunque evitó responder por qué el Gobierno no muestra las agresiones de sus grupos afines contra manifestaciones ciudadanas.
Mesa le respondió con un mensaje en redes sociales en el que calificó de "mentira flagrante" el que las autoridades bolivianas digan que las movilizaciones de sus afines son pacíficas.
El exmandatario denunció que el miércoles más de 10.000 cocaleros llegaron a Cochabamba "con el único objetivo de generar violencia física con armas contundentes".
"¿Y ahora se permite acusar a Comunidad Ciudadana -la alianza política que lidera-, pero sobre todo al pueblo movilizado de ser responsable de esas acciones de violencia? Esto es intolerable", manifestó.
MORALES NO RENUNCIARÁ
García Linera aseguró que ni él ni Morales renunciarán antes de concluir su actual mandato y menos aún habiéndoles proclamado el órgano electoral ganadores de las elecciones generales, frente a los pedidos de sus detractores para que renuncien por fraude.
"¿Por qué tendríamos que renunciar, si acabamos de ganar las elecciones?", sostuvo el vicepresidente, para quien renunciar antes del 22 de enero de 2020, cuando concluye su tercer mandato, "sería un desconocimiento a la Constitución" boliviana.
García Linera adelantó de esta forma la respuesta que darán a la carta que Camacho y otros líderes cívicos pretenden entregar a Morales para que firme su renuncia.
La oposición y movimientos ciudadanos están movilizados desde hace 17 días al denunciar que hubo fraude a favor de Morales por parte del órgano electoral en el recuento de votos, tras el que el mandatario fue proclamando vencedor para un cuarto periodo consecutivo hasta 2025.
DEMOSTRACIONES DE FUERZA
Camacho, que preside el comité cívico de la región oriental de Santa Cruz, anunció al mediodía que pretende entregar en persona y públicamente a Evo Morales la anunciada carta para que renuncie.
El líder cruceño, que inicialmente tuvo problemas para llegar a La Paz por las protestas de los afines al Gobierno, apareció más tarde junto a otros cívicos y activistas en un acto masivo con cocaleros contrarios a la reelección de Morales, que le colocaron en el cuello guirnaldas hechas de flores y hojas de coca.
Mientras esto ocurría en La Paz, en la vecina El Alto, uno de los bastiones políticos de Morales, se reunieron sus seguidores en una multitudinaria concentración para demostrarle su respaldo y rechazar la discriminación con que denuncian que actúan los opositores.
Las posiciones siguen encontradas en el país diecisiete días después de las elecciones, con la incertidumbre de si los intentos de Camacho para que renuncie Morales tendrán algún efecto en un país muy polarizado.