La portavoz de la Casa Blanca, Sarah Huckabee Sanders, acusó ayer domingo al FBI de supuesta corrupción para intentar perjudicar al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en una entrevista con la cadena de televisión NBC News.
"Ya sabemos que hubo una cantidad escandalosa de corrupción en el FBI, filtraron información, mintieron, estaban trabajando específicamente para intentar derribar al presidente, intentar perjudicar al presidente", dijo Sanders al canal estadounidense desde Japón, donde acompaña a Trump en una visita de Estado.
Hace tres días, el mandatario ordenó a las agencias de inteligencia de su país que colaboraran con el fiscal general, William Barr, en la investigación sobre un supuesto espionaje a su campaña para las elecciones de 2016.
Trump ha insistido en que su equipo electoral sufrió espionaje antes de los comicios por parte de la inteligencia bajo las órdenes de su antecesor, Barack Obama.
En ese sentido, ha pedido en reiteradas ocasiones una segunda investigación sobre esas elecciones, paralela a la que lideró el fiscal especial Robert Mueller, que Trump consideraba una "persecución política" y una "caza de brujas", ya que indagó sobre posibles vínculos entre su equipo electoral y Rusia para influir en la votación de 2016.
Sanders dijo ayer domingo que van a dejar que Barr llegue hasta el final: "Los estadounidense se merecen la verdad. El presidente ha pedido eso y no esperamos menos".
Por ese motivo, agregó, Trump ha concedido al fiscal general autoridad para desclasificar información y comprobar los documentos necesarios para averiguar qué ocurrió.
"Ya sabemos que hubo algún delito -afirmó Sanders-. El presidente no está equivocado en eso, pero él (Trump) quiere saber todo lo que pasó y hasta donde y la amplitud de esto".
La portavoz reiteró que ante "la obstrucción y corrupción sin precedentes en el FBI hay gente que debería asumir la responsabilidad y rendir cuentas".
El mes pasado, Barr aseguró ante un comité del Congreso que hubo espionaje contra integrantes de la campaña de Trump en el origen de las pesquisas de la llamada trama rusa, encabezadas por Mueller, aunque después matizo que en realidad está intentando averiguar si efectivamente hubo "una vigilancia inapropiada" a miembros del equipo electoral del entonces candidato.
Mueller cerró su investigación sobre la trama rusa en marzo y concluyó que no halló pruebas de que Trump ni nadie de su entorno trabajara con el Kremlin para ganar los comicios, aunque dejó la puerta abierta a un posible delito de obstrucción a la Justicia contra el mandatario.