Ángel Bello
Sin lugar a dudas, la seguridad ciudadana es uno de los problemas que mayor preocupación ha generado en la población dominicana durante los últimos años. La encuesta Gallup correspondiente al pasado mes de mayo así lo vuelve a confirmar cuando revela que el 68.3 % de la población considera que los robos y asaltos son el principal problema que aqueja al país.
Ser víctima de la delincuencia trae como consecuencias no solo la pérdida de vidas y bienes materiales, sino también una serie de secuelas psicológicas que incluyen la sensación de indefensión, la desconfianza generalizada, la hipervigilancia (con las consecuencias para la salud física que acarrea) y las pesadillas recurrentes (entre otras) en los sobrevivientes.
A propósito del tema, el director general de la Policía Nacional, Mayor General Ney Aldri Bautista Almonte, manifestó hace unos días su inquietud ante lo que él considera la falta de previsión por parte de la ciudadanía a los fines de evitar ser víctima de la delincuencia. Para ilustrar la situación, citó el caso de muchas personas que exhiben altas sumas de dinero en lugares públicos sin mayores precauciones. En ese tenor, recomendó: "… traten de ser más prudentes, porque en la medida en que somos más imprudentes, somos más vulnerables".
Muchas personas han arremetido contra las palabras del incumbente de la institución del orden. Hay quienes le atribuyen juicios, que en realidad no expuso durante su discurso, cuando refieren que estaba culpando a los ciudadanos del nivel de delincuencia que tiene el país.
Los críticos de Bautista Almonte sustentan que sus precisiones no son más que un pretexto y una manera irresponsable de desconocer que la institución que dirige es la garante de la seguridad pública, no las víctimas de ella, y que los ciudadanos deben gozar de tranquilidad y desplazarse sin ningún tipo de temor por la vía pública.
Además de remarcar que las palabras del director de la Policía Nacional fueron tergiversadas (quizás hubo alguna frase no pertinente), quisiera puntualizar que resulta increíble la manera en que algunos minimizan la enorme importancia de la autoprotección en materia de seguridad.
En muchos países se estila no solo alertar a la ciudadanía respecto a aquellas medidas que puede tomar para disminuir a su mínima expresión sus niveles de vulnerabilidad ante los delincuentes, sino que estas sugerencias son parte de la publicidad institucional de los gobiernos centrales y las alcaldías. Tales son los casos de Venezuela, Colombia, México, Ecuador y Chile.
Eso no significa que las autoridades estén exoneradas del cumplimiento de sus obligaciones. La autoprotección tan solo pretende fomentar el empoderamiento, el compromiso y la responsabilidad social de los ciudadanos, lo cual representa la mejor estrategia para lograr no solo la seguridad ciudadana, sino también el bienestar, el crecimiento y el desarrollo sostenible de los pueblos.
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