Por: Nora Olivé
Asociada habitualmente a un mensaje de paz y esperanza, con ocasión de Tokio 2020 la antorcha olímpica actuará como símbolo de la reconstrucción de las regiones más castigadas por el terremoto y el tsunami que asolaron el noreste de Japón en 2011.
"Además de generar entusiasmo en todo el país antes de los juegos y promover los valores olímpicos, el relevo de la antorcha tiene como objetivo mostrar solidaridad con las regiones que aún se están recuperando", especificó el comité olímpico en un comunicado.
La antorcha se encenderá en Olimpia, Grecia, el 12 de marzo del mismo año, un día después del noveno aniversario de la catástrofe que arrasó la región de Tohoku, al extremo norte de la principal isla del archipiélago nipón.
Desde allí, y siguiendo la tradición, la llama viajará a Japón, donde será exhibida del 20 al 25 de marzo en las prefecturas de Fukushima, Iwate y Miyagi, que sufrieron las peores consecuencias del desastre de 2011.
En un acto cargado de simbolismo, el relevo de la antorcha comenzará en Fukushima, área que fue escenario de un grave accidente nuclear a raíz del tsunami y terremoto de Tohoku.
Desde allí, la llama olímpica recorrerá las 47 prefecturas del archipiélago a lo largo de 121 días, que culminarán con el icónico encendido del pebetero para dar comienzo a los juegos, exactamente dentro de 13 meses a partir de este lunes.
No solo el recorrido de la llama recordará el terremoto y tsunami que ocasionaron más de 18.000 muertes y desapariciones, también el diseño de la antorcha evoca la peor tragedia sucedida en el país desde el fin de la II Guerra Mundial.
Con un peso de 1,2 kilos y una longitud de 71 centímetros, el instrumento ha sido fabricado a partir de aluminio reciclado de los alojamientos temporales que fueron construidos para las víctimas de la catástrofe de 2011.
Coronada por cinco pétalos, evocando la flor de cerezo tan característica de Japón así como los cinco anillos olímpicos, la antorcha también alude al lema del relevo de la llama: "La esperanza ilumina nuestro camino".
Los corredores que transportarán la llama olímpica a través de Japón, incluyendo las regiones más afectadas por los desastres naturales, crearán así un "Camino de la Esperanza", que simboliza un "continuo hacia el futuro", según dijo el comité japonés.
"El COI ha aceptado esta idea, porque desde el principio se ha comprometido, siempre que sea posible, a contribuir a la reconstrucción del área. Es una idea maravillosa", aseguró el presidente del COI, Thomas Bach, en una entrevista a la agencia Kyodo.
En los juegos de Tokio 1964 Japón ya utilizó la llama olímpica para recordar un episodio trágico del país, eligiendo como último portador de la antorcha a Yoshinori Sakai, un joven de 19 años nacido el 6 de agosto de 1945, día en que Estados Unidos lanzó una bomba nuclear sobre la ciudad de Hiroshima.
En esta ocasión, el relevo de la antorcha contará con unos 10.000 corredores, incluyendo hombres, mujeres y niños de diferentes edades y procedencias que tengan conexión con la prefectura en la que desean participar.
Asimismo, tendrán preferencia aquellos que demuestren su capacidad para superar adversidades o su aceptación y tolerancia a personas de todos los orígenes.
Con el objetivo de ser la llama de todos, la antorcha de Tokio 2020 visitará 857 municipios locales a lo largo de su camino, pasando por lugares emblemáticos como el monte Fuji o el santuario de Itsukushima, ambos considerados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
El diseño de la ruta garantiza que el 98 % de la población nipona reside a menos de una hora en tren o en coche de uno de los lugares por donde pasará la antorcha.
Los organizadores de Tokio 2020 esperan que la llama olímpica no solo alumbre los Juegos, sino que sirva para trasladar un mensaje de esperanza a aquellos que todavía hoy sufren las consecuencias de uno de los peores desastres de la historia del país.