La amenaza de un conflicto mundial y la necesidad de sabiduría política

jueves 6 junio , 2024

Creado por:

Julio Santana | Foto: Julio Santana

El mundo está cambiando a un ritmo vertiginoso, dejándonos a menudo sorprendidos por las acciones y declaraciones de algunos funcionarios y líderes occidentales. Un ejemplo reciente es Nikki Haley, quien participó en las primarias republicanas, fue embajadora de EE.UU. en la ONU y gobernadora de Carolina del Sur. Durante una visita a la frontera norte de Israel, firmó proyectiles de artillería destinados a la Franja de Gaza, escribiendo emocionada en los artefactos: «¡Acaben con ellos! ¡Estados Unidos ama a Israel!».

Horas después de esta desafortunada y delirante declaración, aparecieron alrededor de 40 cuerpos de civiles calcinados en un campo de refugiados en la ciudad de Rafah. La orden de Haley fue ejecutada al pie de la letra, y el número de palestinos masacrados se acerca ya a las 37,000 personas. De cada 100 fallecidos, 70 son mujeres, ancianos, niños y adolescentes, sin que aún se sepa cuántos de ellos eran miembros de Hamás, la organización extremista que desató el conflicto para la mayor desgracia en muchos años de su pueblo.

Sin embargo, estas extravagancias no se comparan con las declaraciones del presidente francés, Emmanuel Macron. Entre otros líderes belicistas de la OTAN, Macron ha expresado su apoyo para enviar tropas francesas y de la OTAN en general al frente ucraniano, sin considerar que tal acción equivaldría a una declaración de guerra contra Rusia, la principal potencia nuclear del mundo.

Esta medida violaría los propios estatutos de la OTAN, que se define como una alianza militar «defensiva» y no ofensiva. A diferencia de sus ilustres antecesores del siglo pasado, estos líderes parecen ignorar sus propias normas y el peligro que representa para la humanidad enfrentar a Rusia en el campo de batalla.

En la práctica, personal occidental lleva tiempo entrenando, asesorando y combatiendo junto a las tropas de Zelensky, un presidente cuyo mandato constitucional ha expirado. Sin embargo, sigue aferrado al poder, negándose a transferir el mando supremo de la nación a la Rada Suprema, como lo establece la constitución ucraniana. Esto contraviene el «sistema de reglas» que Occidente dice defender en su mundo unipolar.

Para colmar la copa, recientemente, varios países miembros de la OTAN, incluidos Estados Unidos y Reino Unido, permitieron a las tropas ucranianas realizar respuestas militares limitadas contra artillería, bases de misiles y centros de mando dentro de Rusia. Pierden de vista que este país, con el mayor arsenal nuclear del mundo, no es un adversario cualquiera. Como señaló el NYT, Biden ha cruzado claramente una línea roja que él mismo trazó. El presidente, cuya capacidad cognitiva ha sido cuestionada, afirmó hace unos meses que permitir ataques a Rusia más allá del frente actual podría desatar la tercera guerra mundial.

Ahora, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, y el presidente Biden afirman que Ucrania tiene derecho a la autodefensa y, en una clara inversión de la lógica de declaraciones anteriores, sostienen que esto no convierte a los aliados de la OTAN en parte del conflicto. La realidad es que la OTAN no solo es parte del conflicto, sino que es su principal artífice, como lo demuestran dos décadas de intromisiones y cruentas confabulaciones en Ucrania, así como la canalización de miles de millones de dólares en armamentos entregados en solo dos años al régimen corrupto y esencialmente antidemocrático de Ucrania.

Como nunca, el mundo se encuentra al borde de un conflicto mundial de gran escala, con consecuencias potencialmente devastadoras. En estos momentos críticos, se requiere la sabiduría, prudencia y gran cultura política que caracterizó a los líderes occidentales del siglo pasado. Con figuras de ese calibre al frente de las potencias del G7, seguramente no estaríamos al borde del abismo de la destrucción total.

La retórica belicista y las acciones imprudentes no solo aumentan las tensiones globales, sino que también ponen en peligro la estabilidad y la paz mundial. Es imperativo que la comunidad internacional recupere la sabiduría y el compromiso con la diplomacia que definió a los líderes del pasado. Solo a través del diálogo y la cooperación se puede evitar un conflicto de gran escala y trabajar hacia un futuro más seguro y próspero para todas las naciones.

Z Digital no se hace responsable ni se identifica con las opiniones que sus colaboradores expresan a través de los trabajos y artículos publicados. Reservados todos los derechos. Prohibida la reproducción total o parcial de cualquier información gráfica, audiovisual o escrita por cualquier medio sin que se otorguen los créditos correspondientes a Z Digital como fuente.

Julio Santana

Economista (Ph.D) y especialista en sistemas nacionales de calidad, planificación estratégica y normatividad de la Administración Pública. Fue director de la antigua Dirección de Normas y Sistemas de Calidad (Digenor).

LO MÁS LEÍDO