El Kremlin calificó hoy de infundadas las acusaciones de las agencias de inteligencia de EE. UU. sobre la interferencia de Rusia en las elecciones presidenciales de 2020, y aseguró estar listo para proteger los intereses del país ante una eventual nueva ronda de sanciones.
"Consideramos este informe incorrecto. Carece totalmente de fundamentos y no aporta ninguna prueba. No estamos de acuerdo con sus conclusiones", declaró el portavoz del presidente ruso, Dmitri Peskov, sobre el documento presentado el martes por la CIA y la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, en inglés).
Las agencias de inteligencia estadounidenses acusaron este martes a Rusia e Irán de haber intentado interferir en las presidenciales de 2020 y revelaron que Cuba, Venezuela y la milicia chií libanesa Hizbulá también trataron de influir en el proceso, aunque su efecto fue más limitado.
En concreto, afirman que el presidente de Rusia, Vladímir Putin, "autorizó" una "amplia gama" de operaciones para minar la confianza pública en el proceso electoral y exacerbar las divisiones para ayudar al entonces presidente, Donald Trump, y dañar al candidato demócrata a la Casa Blanca, Joe Biden.
"Rusia no se inmiscuyó en las anteriores elecciones y no se inmiscuyó en las elecciones de 2020 citadas en este informe. Rusia no está vinculada a ninguna campaña contra ninguno de los candidatos", afirmó Peskov.
El portavoz señaló que Rusia se ha visto obligada "a tomar todas las medidas necesarias para minimizar los riesgos vinculados a posibles sanciones y proteger al máximo" los intereses del país.
Peskov constató que tras las últimas dos elecciones presidenciales en EE. UU. las nuevas administraciones iniciaron su gestión "con diversas investigaciones respecto a Rusia y la implementación de múltiples sanciones".
Además, lamentó que informes "de baja calidad" sean utilizados para incluir en la agenda "nuevas sanciones" contra Rusia.
En ese sentido, afirmó que las acciones de las autoridades estadounidenses son "impredecibles", por lo que Rusia toma en consideración "todas las variantes posibles de acción" de EE. UU.
"Esta línea de acción daña las relaciones ruso-estadounidenses, de por sí bastantes deterioradas. Y claro está, no favorece a ninguno de los intentos o muestras de voluntad política que busquen la normalización de estas relaciones", señaló.