Una jueza de Brasilia rechazó las denuncias presentadas por la Fiscalía contra Luiz Inácio Lula da Silva por un supuesto caso de corrupción en torno a una casa de campo, informó ayer domingo la defensa del expresidente brasileño.
Este proceso había tramitado en juzgados de Curitiba a cargo del entonces juez Serio Moro, que declaró a Lula culpable de recibir a modo de soborno una casa de campo en la ciudad paulista de Atibaia, pero fue anulado en marzo pasado por la Corte Suprema, que ordenó reiniciar el juicio en tribunales de Brasilia.
Esa decisión del tribunal supremo fue extensiva a otros tres casos juzgados por Moro, que en total condenó a Lula a casi 26 años de prisión, de los cuales el exmandatario llegó a cumplir 580 días en una cárcel policial de Curitiba.
La Corte Suprema aceptó una apelación de la defensa de Lula y sentenció que Moro no tenía competencia sobre esos cuatro casos, pues excedían los límites de una trama de corrupción en la estatal Petrobras, que tenían como responsable al ahora exmagistrado.
La noche de este sábado, la jueza Kelly Alves, de un tribunal de Brasilia, publicó una decisión en la cual negó las denuncias que la Fiscalía volvió a formular contra Lula por la casa de Atibaia, pues consideró "insuficientes las pruebas", que no llegan a configurar lo que definió como "justa causa" para la reapertura del proceso.
El inmueble, según la acusación, le habría sido entregado a Lula por empresas supuestamente favorecidas con contratos amañados en la estatal Petrobras, empresa que fue objeto de graves corruptelas descubiertas en 2014.
Según la defensa de Lula, "ha quedado probado que no había causas mínimas" para procesar a su cliente y la decisión de la magistrada "entierra otro caso que había usado para perseguir al expresidente" e "impedir" su candidatura para las elecciones de 2018, ganadas por el actual mandatario, el ultraderechista Jair Bolsonaro.
La sentencia del Supremo que anuló las condenas contra Lula también le restituyó sus derechos políticos, que había perdido en 2018 tras las penas dictadas por Moro, lo cual entonces le impidió volver a postular a la Presidencia.
Sin embargo, ahora ya baraja la posibilidad de ser candidato en las elecciones que se celebrarán en octubre de 2022, para las que todos los sondeos lo sitúan como claro favorito frente a Bolsonaro, quien intentará renovar su mandato.