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Indicadores de la pobreza en República Dominicana

jueves 18 marzo , 2021

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Ribera del río Ozama | Foto: Presidencia

La pobreza se puede medir de distintas formas y siempre habrá un sesgo amplio en los resultados exactos, pues es prácticamente imposible establecer, con exactitud, la condición de pobreza de una persona, una familia, una comunidad, un país.

Entre las formas de medir la pobreza está el acceso a servicios. Es posible que una familia sea tan pobre, que ni siquiera percibe ingresos, pero en camino el Estado le suple, de manera satisfactoria, de servicios de agua potable, salud, educación, alimentación y electricidad. Entonces, se trata de una familia en pobreza monetaria, pero no así en cuanto a su calidad de vida.

De otro lado, tenemos familias con ingresos económicos “satisfactorios”, pero que deben hacer uso de una parte importante de esos ingresos para acceder a los servicios que hemos mencionado, debido a que el Estado no se los suple. En ese caso, esa familia no tiene pobreza monetaria, pero sí amplias limitaciones de acceso a servicios básicos que debe costear por su cuenta.

Los estudiosos de la economía social hacen combinaciones de esos aspectos para tener una medición aproximada de los niveles de pobreza. En el caso de República Dominicana, los informes oficiales, generalmente se enfocan en la llamada “pobreza monetaria”, que consiste en la ubicación de la condición de clases alta, media o baja, así como la vulnerable, la pobre y la de pobreza extrema, con base en unos niveles de ingresos mensuales por familia.

De acuerdo con el más reciente informe de Ministerio de Economía, en República Dominicana, el año pasado, por los efectos del covid-19, la pobreza pasó de 21 % a un 23.4 %, un incremento de 2.3 puntos porcentuales que equivale a alrededor de 268,000 personas que pasaron de una condición vulnerable a volver a ser pobres.

Hay que considerar algunos antecedentes, como el hecho de que en 2012 la pobreza se ubicaba en alrededor de un 39 % y ocho años después, al cierre de 2019, fue reducida a 21 % (recuerden que estamos hablando de la pobreza monetaria).

Luego, los efectos de la paralización de las actividades económicas formales e informales, a causa de la pandemia, causaron un incremento de la pobreza en 2020 para llegar al 23.4 %.

El Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo informó que los niveles de pobreza no aumentaron más el año pasado, gracias a los efectos positivos de los programas de asistencia social, que fueron fortalecidos por el Gobierno en ese período de crisis y algunos, incluso, siguen vigentes.

Se trata del programa Quédate en Casa, donde el Gobierno decidió aumentar de RD$825 mensuales a RD$5,000 el subsidio social que concede a los hogares pobres con la tarjeta del programa Comer es Primero. Asimismo, dispuso aumentar la cantidad de hogares beneficiados de 800 mil a un millón 500,000.

Otro programa de ayuda fue el Fondo de Asistencia Social al Empleado (FASE), dividido en dos: FASE 1 para los trabajadores formales del sector privado suspendidos que reciben un aporte de hasta RD$8,500 mensual de parte del Estado y FASE 2 para trabajadores que fueron reincorporados a sus puestos, pero que su empleador les pagaba una parte de su salario y el Estado lo completaba con un aporte de RD$5,000 mensual.

Un tercer programa de ayuda social fue el Programa de Asistencia a los Trabajadores Informales (PA´TÍ), con el cual el Estado le aportó RD$5,000 mensuales a 200,000 trabajadores informales.

Se supone que cada uno de esos programas era individualizado, a los fines de que no se dotara de más de una de esas ayudas a cada hogar y así evitar la duplicidad de beneficiarios.

Hay un quinto elemento social, que no se aprecia como tal, pero que tuvo también un gran impacto para evitar un aumento mayor de la pobreza: la decisión del Gobierno, tanto del anterior presidente como del actual, de no despedir a empleados públicos durante los meses difíciles de la pandemia. Eso limitó en parte el creciente desempleo que se registró en la formalidad laboral del sector privado.

En todo caso, el efecto de la pandemia en los indicadores de pobreza ha sido fuerte, pero, afortunadamente, no tan grande como se temía. Ahora solo queda trabajar juntos para la recuperación.

Esteban Delgado

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