La hematóloga argentina y experta en linfomas Victoria Otero está de visita en el país para apoyar los esfuerzos que hace la Sociedad Dominicana de Hematología (Sodohem) en dotar de nuevos conocimientos y compartir buenas prácticas médicas para la atención de esta enfermedad con diferentes especialistas, entre ellos, oncólogos de centros de salud públicos y privados.
De acuerdo a un comunicado, esto se realiza en el marco de la celebración del Mes Internacional del Linfoma (septiembre).
“La gran trayectoria médica de la doctora Otero nos permitirá ampliar nuestro conocimiento acerca de los linfomas foliculares, cómo tratarlos de una manera más efectiva y además, fortalecer las posibles prácticas de acceso a nuevos y mejores medicamentos para el bienestar de nuestros pacientes”, comentó Sócrates Sosa, presidente de Sodohem.
Para Victoria Otero, del Hospital Italiano de Buenos Aires en Argentina, los linfomas foliculares representan cerca del 22 % de los no Hodgkin, los cuales tienden a ser crónicos, presentan recaídas y remisiones (disminución o desaparición de síntomas) y para la mayoría de los pacientes es incurable.
“Los linfomas foliculares son más comunes en el género masculino, en edades superiores a los 60 años de edad y en quienes presentan deficiencias en el sistema inmunológico, o bien, estuvieron expuestos a sustancias químicas, entre otros factores”, señaló la especialista.
Enfatizó que los avances en la biología molecular y la medicina personalizada permiten brindar nuevos tratamientos a los pacientes que sufren de linfomas foliculares, apoyándoles de manera integral y evitando efectos colaterales, a favor de una mejor calidad de vida.
Estadísticas
Los linfomas son un tipo heterogéneo, diverso y amplio de cáncer que afecta, mayormente, al sistema linfático, el cual se encarga de defender al organismo contra agentes externos. Sin embargo, es común que se vean afectados otros órganos.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), aproximadamente 450 mil casos de linfomas se detectan al año a nivel global. En la República Dominicana son diagnosticados cerca de 200 pacientes con esta enfermedad anualmente.
Existen dos clasificaciones de los linfomas. La primera corresponde a los no Hodgkin, los cuales se catalogan de acuerdo con el tipo de célula (T o B). Alrededor del 80% de los LNH son de células B, incluidos los foliculares.
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Según datos de la Sociedad Americana contra el Cáncer, alrededor de 385 mil personas se diagnostican con linfoma no Hodgkin anualmente en el mundo. De ellas, cerca de 84,700 corresponden a linfomas foliculares.
Diagnóstico oportuno
Los especialistas hacen énfasis en la importancia de un diagnóstico temprano, el cual es fundamental para mejorar el pronóstico del paciente. Entre las pruebas más relevantes destacan:
- Examen físico completo: incluye examinar todas las posibles áreas con nódulos.
- Historial médico del paciente, incluyendo los síntomas.
- Biopsia: de los ganglios linfáticos inflamados o de otras áreas anormales detectadas previamente.
- Análisis de sangre: ayudan a conocer cuán avanzado está el linfoma.
- Estudios por imágenes: como tomografía axial computarizada, para ver el detalle de los nódulos linfáticos y/u otros órganos implicados.
Tratamientos innovadores
Las opciones de tratamiento para un linfoma folicular o no Hodgkin dependen de varios factores entre ellos: el tipo y estadio, preferencias del paciente y estado general de su salud. Actualmente, existen los siguientes tratamientos:
Quimioterapia: es el principal para los linfomas no Hodgkin, incluido los foliculares.
Radioterapia: tratamiento principal individualizado para los LNH muy localizados. Se administra después o en complemento a la quimioterapia. También, se recomienda para aliviar a pacientes con enfermedad avanzada.
Terapia dirigida e inmunoterapia: las terapias dirigidas apuntan a los genes o proteínas específicas del cáncer o a los tejidos que contribuyen a su supervivencia. Este tratamiento bloquea el crecimiento y la diseminación de las células cancerosas y limita el daño de las células sanas. Los anticuerpos monoclonales son la principal terapia dirigida que se usa en estos casos.
Según comentó la doctora Alejandra López, gerente médico de hematología de Roche Centroamérica y Caribe (CAC), las terapias dirigidas están compuestas por anticuerpos monoclonales, elaborados a partir de organismos vivos, que se dirigen a las células malignas y bloquean su crecimiento y diseminación.
Además, limitan el daño de las células sanas; por su lado, la inmunoterapia, contempla el uso de ciertas sustancias producidas por el cuerpo o fabricadas en un laboratorio especializado, para mejorar o restaurar la función del sistema inmunitario en su ataque contra las células cancerosas.