En medio de un escenario político cargado de escándalos de corrupción, con las campañas en auge -aunque recién estrenamos el 2019- y acusaciones de “campaña sucia”, surge un debate interesante: el rol que juegan los tan empleados medios de comunicación en todo este ajedrez, y cómo la posverdad (concepto viejo en su uso, pero moderno en su análisis) incide en todo esto.
La vigésima tercera edición del Diccionario de la Lengua Española define el concepto posverdad como: “Un sustantivo femenino que significa distorsión deliberada de una realidad, que manipula creencias y emociones con el fin de influir en la opinión pública y en actitudes sociales”.
En la posverdad, la verdad de los hechos deja de importar, pasa a un segundo plano y a partir de ahí se construye mediante estratagemas emocionales toda una historia adaptada a los intereses reales del emisor.
Según el autor W. R. Daros “ La posverdad quiere decir que las aseveraciones dejan de basarse en hechos objetivos, para apelar a las emociones, creencias o deseos del público".
En un mundo virtualizado e hiperconectado, los medios y las redes son el nicho de todas las manipulaciones que genera esta práctica en pro ya sea de inmovilizar a la sociedad o encaminarla por donde se desea, hemos hablado antes del poder de los medios para colocar determinados temas en la agenda, y de su capacidad para dar a hechos conocidos por todos el enfoque que se quiere, la posverdad viene a ser una negación social de las cosas aun palpables en pro de la versión conveniente.
En procesos como los que vivimos y los que vendrán, los actores políticos acorde a los tiempos y la ambición convertirán los medios y las redes en un campo de batalla, donde el lenguaje, la emoción, la manipulación, y la infoxicación serán la artillería pesada, y es misión y deber de los medios comprometidos con la sociedad saber gestionar ese flujo de información, saber escuchar las dos campanas y exponer de forma representativa a todos los sectores sociales lo que sucede aquí y allá.
De lo contrario, caemos en el juego de terminar siendo los tontos útiles de actores políticos, grupos de presión, cabilderos y sectores de poder, porque el tiempo de la zafra se acerca y cuando estalle la guerra que ahora apenas se insinúa no quedará piedra sobre piedra. Es necesario que los medios busquen y eleven lo más parecido a la verdad dentro de lo que el escenario mediático permite, hagamos como periodistas nuestra parte.
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