El consejero delegado de Google, Sundar Pichai, rechazó ante el Congreso estadounidense que el gigante tecnológico tenga planes de desembarcar en China, en medio de la polémica generada por las informaciones que apuntan a que la compañía está trabajando en un buscador para el mercado chino.
"No tenemos planes de lanzamiento de un buscador en China. Apostamos y apoyamos la libertad de expresión y los derechos humanos, y por ahora no hay ningún plan en ese país", dijo Pichai en una declaración bajo juramento en el Senado estadounidense.
Pichai hizo estas declaraciones después de que la publicación electrónica The Intercept, que citó documentos internos de la compañía, asegurase en agosto que Google planeaba relanzar su motor de búsqueda en China con resultados censurados para cumplir con los requisitos de las autoridades de este país.
Según ese medio, Google ha estado preparando una versión para dispositivos móviles de su buscador, bloqueado en China desde 2010, y que vetará el acceso a páginas web para poder retornar al mercado chino.
Esa versión bloquearía también búsquedas sobre derechos humanos, religión y protestas pacíficas.
El proyecto, bajo el nombre clave de Dragonfly (libélula), se comenzó a gestar en la primavera del año pasado, y comenzó a tomar forma en diciembre de 2017 tras una reunión entre Pichai y un alto funcionario del Gobierno chino, de acuerdo a esa publicación.
Pichai confirmó el pasado octubre la existencia de ese proyecto, aunque hoy se desmarcó de los presuntos planes de Google de regresar al país asiático.
El ejecutivo explicó a los senadores que "cada vez que Google considera trabajar en un país, el equipo estudia las condiciones para operar ahí".
Sin embargo, repitió que "Google no va a hacer eso en China".
La posibilidad de que el buscador de internet más usado del mundo se adapte a las exigencias de Pekín ha recibido múltiples críticas en EE.UU. por parte tanto de políticos como de organizaciones de defensa de los derechos humanos, así como de los propios empleados de la empresa.
Hace dos semanas, trabajadores de Google publicaron un manifiesto en el que pidieron a la compañía que abandone las hipotéticas intenciones de regresar al mercado chino con un buscador que los firmantes consideraron que estaría "censurado" y que permitiría "la vigilancia del estado".
Activistas de Amnistía Internacional (AI) desplegaron en noviembre una pancarta gigante frente a las sedes de Google en varios países, incluyendo España, Canadá, Holanda y Alemania, en protesta de este supuesto proyecto.