Haití atraviesa una nueva crisis política tras las movilizaciones de los últimos días en las que un sector de la oposición exige la renuncia del presidente Jovenel Moise y rechaza su llamado al diálogo, una propuesta que reiteró hoy el Gobierno del deprimido país caribeño.
La capital del país, Puerto Príncipe, estuvo paralizada hasta el jueves, tras una huelga convocada por un sector de la oposición después de la multitudinaria movilización del domingo contra la corrupción y la impunidad, que dejó varios muertos, y que siguió a otras de las últimas semanas para reclamar una investigación sobre la supuesta malversación de los fondos del programa Petrocaribe.
En un discurso transmitido en internet, y en un intento de calmar las tensiones, el primer ministro de Haití, Jean Henry Ceant, reiteró hoy el compromiso del Gobierno para que se investiguen las presuntas irregularidades en el manejo de los fondos de Petrocaribe, el programa por el cual Venezuela suministra petróleo al país en condiciones blandas, y se enjuicie a los responsables.
Ceant, que asumió el cargo en septiembre, dos meses después de la dimisión de su antecesor en medio de protestas sociales, prometió que se van "a buscar todos los expertos posibles" para arrojar luz sobre el destino de dichos fondos.
En otro orden, prometió la creación de empleos en los sectores más pobres, a la vez que subrayó que el Gobierno "hará lo mejor de nosotros para luchar contra la pobreza".
Asimismo, afirmó que "solo con diálogo se va a poder construir un país solidario para todos", y en ese sentido, afirmó, que están "en consultas con varios grupos".
Los convocantes de las protestas han rechazado sentarse a conversar con el Gobierno y, en cambio, piden la renuncia de Moise, quien asumió el Poder en febrero de 2017, y quien en un mensaje a la nación la noche del miércoles reiteró su llamamiento al diálogo y dijo que durante su mandato "nadie va a poner en peligro los intereses del país".
Ante el panorama político en esta nación, el pasado jueves la comunidad internacional apoyó la legitimidad del Gobierno e hizo un llamado al diálogo tras las movilizaciones de los últimos días, mientras que la Organización de Estados Americanos (OEA) afirmó que "sigue con atención" la situación en esta nación.
En los últimos meses, Haití, donde más de la mitad de los 10 millones de habitantes sobrevive con menos de 2 dólares diarios, ha sido escenario de movilizaciones y protestas que se iniciaron en julio por un aumento en los precios de los combustibles, que el Gobierno dejó sin efecto poco después.
En las manifestaciones del pasado domingo, que tuvieron lugar en distintos puntos del país, murieron tres personas, según la Policía, aunque los organizadores afirman que se registraron al menos 11 muertos, mientras que en una ayer en la capital, que logró menor respaldo y que fue dispersada por la Policía, también se vivieron momentos de tensión.
En su mensaje de hoy, el primer ministro condenó los actos de violencia que se han registrado en los últimos días en el país, al tiempo que expresó su "simpatía" a las víctimas.
A la vez, felicitó a la Policía Nacional por su "buen trabajo" pese a las dificultades, y aseguró que el Gobierno "va adoptar todas las medidas necesarias para garantizar la paz y la estabilidad".
El Parlamento haitiano publicó en 2017 un informe en el que involucra a exfuncionarios del partido actualmente en el poder en presuntas irregularidades en el uso de los fondos de Petrocaribe, pero hasta ahora nadie ha sido procesado por este caso, en el que se desviaron más de 2.000 millones de dólares, según una investigación del Senado.