Por: Fernando Gimeno
Frenar la preocupante expansión del VIH (virus de la inmunodeficiencia humana) entre los indígenas de Perú es la noble y gigantesca misión de un pequeño bote de color granate casi sangre que desde el pasado martes surca las caudalosas aguas marrones del Amazonas, el río más grande del mundo.
Desde la bulliciosa y calurosa Iquitos, la mayor ciudad de la Amazonía peruana, a la que solo se llega por avión o barco, la organización estadounidense AHF (AIDS Healthcare Foundation) lanzó esta nave que viajará brindando información y haciendo pruebas de diagnóstico que pueden salvar la vida a cientos o miles de personas.
"No podemos esperar a que las personas vengan a atenderse ya muy enfermas en una etapa de sida (síndrome de la inmunodeficiencia adquirida). Necesitamos movernos hasta donde está la gente para llevar las pruebas rápidas y la única forma de hacerlo en esta parte del continente es la vía fluvial", explicó a la Agencia Efe la jefa del buró de AHF para América Latina y el Caribe, Patricia Campos.
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"Llegar a lugares lejanos, diagnosticar y dar el tratamiento de antirretrovirales es la diferencia entre la vida y la muerte", apostilló también a Efe el director de AHF Perú, José Luis Sebastián.
Por ello la embarcación se llama "Angely del Amazonas", en honor a una niña de 9 años a la que encontraron con la enfermedad ya muy avanzada tras haberse tratado con un curandero local.
"Su caso nos impactó mucho. Sentimos que, de haber hecho el diagnóstico antes, la niña no tendría por qué haber muerto", señaló Sebastián tras el viaje inaugural del bote, que visitó el barrio de San Francisco, en el distrito de Belén, considerado 'la Venecia de Iquitos' por quedar inundado cuando sube el caudal del río.
Los siguientes viajes serán por el Amazonas hasta la triple frontera entre Perú, Colombia y Brasil, por donde hay desperdigadas cientos de comunidades indígenas.
En estos remotos lugares del vasto llano amazónico el condón o el antirretroviral más cercano puede estar a un día de navegación en rústicos botes de madera llamados "peque-peque".
Para hacerlos más accesibles, el "Angely del Amazonas" repartirá condones, informará sobre las formas de transmisión del VIH, que básicamente es el líquido preseminal, el semen, el fluido vaginal, la sangre y la leche materna; hará pruebas de diagnóstico y se encargará de que el paciente esté al día con su tratamiento, gracias al nuevo centro de atención de AHF abierto este martes en Iquitos.
La tarea parece fácil pero las "barreras interculturales" la hacen mucho más complicada. Primero el preservativo no es aceptado generalmente "porque hay una falta de información", según Sebastián.
"Luego infecciones como el VIH no están en su ideario de enfermedades, Al no existir en su medicina, no saben cómo afrontarlo", relató el especialista.
"Probablemente tendremos que hacer alianzas con los curanderos y los chamanes para crear un sistema fortalecido, con características nuevas para que la gente acceda a los medicamentos y preserve su vida", agregó.
La labor del bote ayudará a conocer mejor la incidencia del VIH en la población indígena de Perú, pues la única investigación a fondo se hizo con los awajún y wampis, que habitan en la provincia de Condorcanqui, en la frontera con Ecuador.
"Se hicieron más de 25 mil pruebas de diagnóstico, que representan al 50 % de la población de la zona, y el 1 % dio positivo para VIH, cuando el promedio nacional es del 0,4 %", señaló a la Agencia Efe el director de Prevención y Control del VIH/Sida en el Ministerio de Salud de Perú, Carlos Benites.
Esto significa que los awajún están en niveles similares a las trabajadoras sexuales, aunque lejos de los transexuales (20 %) y homosexuales (12 %), en un país donde se estima que hay unos 72 mil infectados con VIH.
En el caso de los indígenas, Benites advirtió que, además del uso muy reducido del preservativo y del pobre acceso a servicios de salud, hay otros factores que favorecen la transmisión del virus como el inicio temprano de la vida sexual y un elevado número de parejas sexuales.
Para Sebastián, el VIH en indígenas se da normalmente porque "los varones viajan a las ciudades, tienen contacto sexual, adquieren la infección y cuando vuelven a la comunidad lo comienzan a transmitir y, al no haber control prenatal, también puede pasar de madres a bebés".
A pesar de que el tratamiento es gratuito, la pobreza de estas comunidades también es una barrera adicional, por ello el lema que lleva el bote de AHF a estribor es "medicina y abogacía para todos los usuarios independientemente de su capacidad de pago".