Ángel Bello
El nombre «Franklin» no solo está asociado a uno de los padres fundadores de Estados Unidos, a su trigésimo segundo presidente, a la archifamosa cantante de la misma tierra nacida en 1942 y conocida como La Reina del Soul , y a uno de los principales cronistas deportivos de República Dominicana.
«Franklin» evoca también aciagos recuerdos, puesto que así fue bautizado el fenómeno atmosférico que azotaba a la isla de Santo Domingo hasta hace solo unas horas y que, por considerarse «tormenta tropical», se trepó a la categoría de «ciclón», aunque para la mayoría de los dominicanos, erróneamente, no lo sea, como tampoco lo son las depresiones, reservando el trono exclusivamente para los letales huracanes.
Pero la tormenta Franklin no solo guarda semejanza con sus homónimos en el nombre. Y es que, aunque en su repertorio no exhibió descargas eléctricas, pudo deber al inventor del pararrayos el que hubiésemos repelido cualquier daño voltaico de lo que los pueblos antiguos consideraban códigos de unos seres mitológicos, creencia de cuya obsolescencia se encargaría el nacimiento de la filosofía en su afán y su “amor por la sabiduría”.
La estela de coincidencias incluyen la pena y los lamentos que deja a su paso la tormenta debido fundamentalmente a las pérdidas materiales, como aconteciere en la tierra del Tío Sam, aunque con menos severidad, a consecuencia de la Gran Depresión que tuvo que afrontar durante la década de 1930 quien más tiempo ha permanecido como inquilino en la Casa Blanca en toda la historia de la nación económicamente más poderosa del planeta.
De igual manera, la emotividad, característica del soul de quien, fallecida en 2018, tuvo sus dos primeros vástagos a los apenas doce y catorce años respectivamente, tocó también el corazón de todos nosotros cuando nuestro huésped desnudó una vez más el drama humano que viven miles de familias que tuvieron que ser evacuadas ante el riesgo de verse arrastradas por las inclementes corrientes de ríos y cañadas en cuyo borde habían construido sus frágiles esperanzas.
Similitud más allá del nombre también podemos encontrar entre el disperso fenómeno y el controversial cronista de la tierra de los inmortales Juan Marichal, Pedro Martínez, Vladimir Guerrero y David Ortiz, siempre que nos detengamos a observar el “Impacto”, aunque no necesariamente “Deportivo”, que causó el primero en carreteras y acueductos, al tiempo que logró confundir a uno que otro experto en Meteorología, quienes ofrecían erráticos vaticinios, logrando de esta manera engañarlos como a un niño «chiquitito».
Entre acumulados de lluvia, milímetros cúbicos, velocidad de traslación, vientos máximos sostenidos y otros tantos tecnicismos que pululaban en medios de comunicación y redes sociales y que la población no lograba decodificar del todo dada las permanentes falencias educativas que penden sobre nuestra Nación a pesar del opíparo presupuesto destinado a la cartera, Franklin no solo hizo colapsar puentes y circuitos eléctricos, sino que se llevó a su paso el foco de la opinión pública previamente pautada para el formal anuncio de la “Alianza Opositora Rescate RD”, cuyos auspiciadores auguran como un inexpugnable huracán categoría cinco mientras los organismos de prevención del litoral electoral oficialista consideran tan pretenciosos como utópicos tales pronósticos, vaticinando en ella tan solo una inofensiva vaguada.
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