En el aniversario de las sangrientas protestas en Charlottesville, extremistas de derecha se congregaron este domingo para una manifestación en Washington.
Los extremistas fueron escoltados la tarde de este domingo por la policía desde el metro hasta el lugar de la manifestación frente a la Casa Blanca, según pudo verse en imágenes de televisión.
La cadena Fox News habló de unas pocas docenas de manifestantes de derecha, frente a un número mucho mayor de contramanifestantes.
Las autoridades habían aprobado un evento de dos horas de duración para esta noche frente a la Casa Blanca bajo el lema "Unamos a la derecha 2″. Del permiso se desprende que los organizadores esperaban de 100 a 400 participantes.
Al mediodía comenzó allí una contramarcha a la que se aguardaba un número ampliamente mayor de asistentes. La policía anunció que mantendrá separados a ambos grupos.
Los participantes de la contramarcha llevaban pancartas con inscripciones como "Deporten a los nazis", "La supremacía blanca es terrorismo", "No a los nazis, no al KKK (el racista Ku Klux Klan), no a un Estados Unidos fascista".
El manifestante David Barrows (71) dijo: "Nos levantamos contra la derecha". Refiriéndose al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que había condenado "todos los tipos de racismo y hechos de violencia" en Twitter, Barrows aseveró: "Miente". El manifestante llevaba una camiseta en la que se leía: "Trump es un cerdo racista".
La manifestante Alex Bloomfield (28) señaló por su parte en referencia a las declaraciones de Trump: "Esas son sandeces. Lo dice porque debe decirlo".
"Los disturbios en Charlottesville hace un año llevaron a la muerte y a la división sin sentido", escribió previamente Trump en su cuenta de Twitter.
En la primera manifestación "Unamos a la derecha" organizada por supremacistas blancos el 12 de agosto del año pasado en Charlottesville se produjeron graves incidentes. Un extremista de derecha lanzó su coche contra un grupo de manifestantes opositores. Una mujer de 32 años, Heather Heyer, falleció y varias personas resultaron heridas.
La localidad de 50.000 habitantes en el estado de Virginia pasó a simbolizar la violencia de extrema derecha en Estados Unidos.
Trump responsabilizó luego a ambas partes por la violencia, lo que desató indignación. Algunas críticas lo acusaron de no distanciarse lo suficiente de la violencia de la extrema derecha.
El mandatario señaló el sábado: "Tenemos que unirnos como nación. Condeno todos los tipos de racismo y hechos de violencia. Paz para TODOS los estadounidenses". En un segundo tuit, añadió: "Nunca dejaré de luchar por TODOS los estadounidenses!".