¿Eres reactivo? No cuidar lo emocional podría dañar

martes 25 septiembre , 2018

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Adelaida Martínez | Foto: Kelvin de la Cruz

Cada ser humano es único, con una personalidad desarrollada de acuerdo a su entorno, la cual va desarrollándose según su experiencia de vida y lo que recibe de la misma. Quiero detenerme y hablar sobre quiénes somos reactivos. Sí… el primer paso es reconocerlo para poder corregir lo que podría dañarnos a nosotros mismos y a quienes nos rodean.

Una persona reactiva reacciona a los estímulos externos muchas veces sin detenerse a reflexionar sobre el porqué de la situación que se presenta, y su respuesta puede verse agresiva y fuera de tono. Esto no quiere decir que sean malas personas, solo que no han aprendido a manejar su personalidad… no han podido controlar una ira acumulada que explosiona en cualquier momento porque carecen de la paciencia para algunas cosas.

Nada mejor que contar las cosas desde la vivencia misma, por eso comparto una experiencia que tuve hace muchos años y que la he asumido como una enseñanza, porque sin dudas, el mejor espejo de vida es nuestro propio reflejo.

Había un gran taponamiento en la calle Pedro Henríquez Ureña casi esquina Tiradentes. Eran como las 8 de la noche y me dirigía a mi casa. Mientras escuchaba en la emisora música suave, algo irrumpió en mi paz desesperada: una joven al volante que venía detrás me chocó ligeramente el vehículo.

Respiré hondo y no hice nada. Me dije que a lo mejor se distrajo, pero vino el segundo tope y me hamaqueó el vehículo nueva vez. Observé por el retrovisor y trate de hacer señas para que tuviese más cuidado. La joven, que no pasaba de unos 23 o 24 años, hablaba por el celular todo el tiempo.

La cuestión era que cada vez que en medio del taponamiento avanzaban un poco las filas de los autos, ella dejaba deslizar su vehículo sin pisar el freno, porque ¡el freno de ella era la parte trasera de mi vehículo!

Empezó a molestarme el descuido y la dejadez, pero sobre todo la insensatez. El tercer choque fue el detonante. Salí de mi vehículo, dejando la puerta abierta y golpeé con mi mano el cristal del lado del conductor para que la joven bajara el vidrio.

—Me has chocado tres veces, ¡puedes soltar el bendito celular! —le reclamé.

—Ya no volverá a suceder —Me decía con tono de niña consentida.

Terminé dándole un sermón como si fuese su madre, diciéndole que muchas muertes en la carretera era producto de estar pegados de manera inconscientes a ese aparato (teléfono celular). 

Han pasado unos años después de eso. Siempre lo recuerdo cuando quiero reducir un poco los niveles a mi carácter reactivo, porque cada experiencia nos debe llevar a ser mejores seres humanos. 

¿Y si esa persona hubiese reaccionado violenta? ¿Si me hubiese salido una loca o un loco con un arma de fuego? ¿Si me hubiese enfrentado a alguien sin escrúpulos y detonara un escándalo con violencia física incluida? 

Gracias a Dios las cosas no pasaron a mayores, como solemos decir. Pero la cuestión es que quise escribir esto para quienes somos reactivos. Debemos asumir las experiencias para crecer, y hacerlo en el sentido de ser mejores seres humanos a la hora de los momentos difíciles, pero sobre todo, cuando algo nos molesta o nos hace enojar en cualquier terreno.

Quien es reactivo, reacciona y ya… La tarea es aprender a respirar hondo ante cualquier situación parecida y entender que todo tienen su razón de ser, y si no queda más remedio que enfrentar cualquier situación que nos desencaje, asumirla pero controlando nuestras emociones  y entendiendo que la agresividad no deja nada bueno ni para quien la ejecuta ni para quien la recibe.   

Nada mejor que la resolución de conflictos en paz… en calma.


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Adelaida Martínez

Periodista con maestría en periodismo y especialidad en comunicación institucional | Comentarista radial | Experiencia en los medios de comunicación desde el 2007.

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