Endeudamiento externo: desafíos y oportunidades para el desarrollo

miércoles 11 septiembre , 2024

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Julio Santana

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A partir del análisis de los informes periódicos emitidos por la Dirección General de Crédito Público sobre la deuda pública consolidada, se observa un comportamiento diferenciado en las últimas seis administraciones políticas del país (o siete, si se incluye el segundo mandato de Luis Abinader). Este comportamiento varía en aspectos clave, como la cantidad de préstamos contratados, sus montos y los intereses pagados a acreedores internacionales, tema que se abordará con mayor profundidad en entregas posteriores.

En el año 2000, la deuda pública consolidada ascendía a US$4,387.7 millones (46.9% del PIB), de los cuales la primera administración de Leonel Fernández dejó como herencia más de US$3,800 millones. Para 2023, la Dirección General de Crédito Público reportó un saldo de US$70,946.3 millones (57.4% del PIB), lo que representa un incremento de US$66,558.6 millones en un periodo de 23 años. Esto equivale a un promedio anual simple de aproximadamente US$893.8 millones.

Durante este periodo, la deuda externa consolidada creció en unos US$ 36.3 mil millones. Se identifican tres tendencias marcadas en relación con la deuda externa del país: la primera, de crecimiento moderado entre 2000 y 2004, con un aumento de US$2,718.2 millones; la segunda, de crecimiento acelerado entre 2004 y 2020, con un incremento absoluto de US$ 24.6 mil millones; y finalmente, el crecimiento reciente del periodo 2020-2023, donde los compromisos externos aumentaron en US$ 8,945.0 millones (desde 2020), alcanzando los US$39,952.9 millones en el antepenúltimo año del trienio.

Entre los factores que explican este considerable aumento en la deuda externa se encuentran la necesidad de financiamiento de proyectos de infraestructura, el pago del servicio de deuda preexistente, la contratación de nuevos préstamos ya activos, los déficits presupuestarios recurrentes, la respuesta a crisis como la financiera de 2008 y la pandemia de COVID-19. También es relevante la presión derivada de las interrupciones en las cadenas de suministro globales en los últimos cuatro años.

Por otro lado, la deuda pública interna consolidada también experimentó un notable crecimiento durante las dos últimas décadas. Pasó de US$729.4 millones en el año 2000 a US$30,993.4 millones en 2023, reflejando un incremento de US$30,264 millones, según los datos oficiales. 

Al igual que con la deuda externa, también pueden identificarse tres fases en su evolución: un crecimiento acelerado entre 2000 y 2004, con una variación absoluta de US$3,769 millones; una expansión continua de 2004 a 2020, con un aumento de US$ 18,963.0 millones; y un crecimiento reciente de 2020 a 2023 que alcanzó los US$ 7,532.0 millones. 

Como puede deducirse, si bien el aumento de la deuda externa ha sido más pronunciado, la deuda interna también ha crecido de manera sustantiva, lo que indica una estrategia de financiamiento diversificada. Recordamos que, a partir de 2010, el gobierno incrementó considerablemente la emisión de bonos locales como una fuente de financiamiento adicional. En todo caso, el análisis expuesto refleja un crecimiento sostenido en ambos componentes durante el periodo evaluado, sin perder de vista su acentuación notable tras la crisis financiera de 2008 y la pandemia de 2020. 

Las cifras y tendencias mencionadas evidencian el creciente uso del endeudamiento por parte del gobierno para financiar su presupuesto y proyectos de infraestructura sobre los que nadie rinde cuentas a la ciudadanía, además de resultar ser el instrumento más idóneo ante las contingencias económicas globales. Como factor impulsor, cuenta también la desidia política en relación con la rigidez de las fuentes de ingresos propios.  

El nivel actual de endeudamiento exige que el gobierno dominicano maneje con prudencia sus compromisos para garantizar la sostenibilidad fiscal a mediano y largo plazo, prestando especial atención al servicio de la deuda. Asimismo, resalta la urgencia de implementar reformas estructurales profundas.

En este escenario, surge una pregunta clave: ¿cuáles son las perspectivas de sostenibilidad del endeudamiento externo dominicano? El rápido aumento de la deuda pública consolidada dominicana genera preocupaciones legítimas sobre su viabilidad a largo plazo. El servicio de la deuda ya está ejerciendo una presión considerable sobre las finanzas públicas y es probable que esta tendencia se mantenga y refuerce en los próximos años, vistas las conmociones en el entorno internacional y las preocupantes evidencias de crisis de la economía de los Estados Unidos, principal socio comercial del país.

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Julio Santana

Economista (Ph.D) y especialista en sistemas nacionales de calidad, planificación estratégica y normatividad de la Administración Pública. Fue director de la antigua Dirección de Normas y Sistemas de Calidad (Digenor).

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