Por Carla Riverola
Las personas vulnerables y sin recursos de Roma podrán recibir asistencia sanitaria gratuita durante toda esta semana en el ambulatorio que ha instalado el Vaticano en la Plaza de San Pedro.
En este espacio, que está en marcha por segundo año consecutivo coincidiendo con la Jornada Mundial de los Pobres – que se celebra este domingo -, lo único que importa son los problemas de salud. "Nada más", explica sonriente a Efe la enfermera Roberta Caparella, mientras corre de una consulta a otra.
Ella es la responsable del personal de la Cruz Roja que colabora en el dispensario, formado por módulos prefabricados e instalado por expresa voluntad del papa Francisco.
"Aquí sólo preguntamos cuál es el problema que tienen. Preguntamos si les podemos ayudar y lo hacemos. No nos importa nada más", relata la enfermera, quien cree que este año "está mejor preparado que el anterior", cuando, sin embargo, atendieron a casi 600 personas.
Van por el camino de alcanzar esa misma cifra, ya que desde que se puso en marcha el lunes y hasta ayer por la noche, ya han pasado por las consultas 242 personas.
La mayoría de ellas acarrean duras historias a sus espaldas, ya que en muchos casos malviven en la calle, donde llegan tras perder el trabajo, padecer enfermedades crónicas u otras múltiples causas con un destino similar.
En el dispensario, que abre de 8 de la mañana a 10 de la noche, pueden ser atendidos sin tener que preocuparse por su situación legal ni tampoco por los recursos económicos de que dispongan, ya que todos los servicios son gratuitos, incluidos los fármacos que se recetan.
Este, además, no es un simple ambulatorio de atención primaria. Los pacientes pueden acudir aquí a las "especialidades de medicina general, cardiología, enfermedades infecciosas, dermatología, reumatología, oftalmología, ginecología y podología", apunta el médico Ferruccio Boffi, vinculado a la religiosa Orden de Malta.
"Encontramos todo tipo de problemas: las patologías más comunes son bronquitis, problemas de estómago o del intestino", asegura Boffi quien, sin embargo, también sitúa como problemas principales las infecciones dermatológicas, causadas, sobre todo, por "las importantes carencias higiénicas" de muchos de los pacientes.
No es el caso, sin embargo, de Dolores, una ecuatoriana que ha aprovechado la oportunidad para "hacerse una revisión completa" que, sin esta iniciativa, no le sería posible.
"Ayer por la noche lo escuché en las noticias y he venido esta mañana. Me han hecho análisis de sangre, he ido el cardiólogo, a la ginecóloga…", cuenta a Efe mientras se bebe el café que sirven en la pequeña cafetería habilitada para el desayuno, también gratuito.
Dice que está feliz porque el personal sanitario ha sido "muy amable" y las pruebas, de momento, han salido todas bien y celebra la iniciativa del Papa Francisco, que califica de "gran obra".
"Sin estas visitas, todos estos análisis, ¿cuándo me los haría? Son caros y, si tienes dinero para una cosa, no lo tienes para otra", lamenta.
Más allá de curar las patologías, en el objetivo de este ambulatorio temporal también está "acoger", según explica a Efe el arzobispo Rino Fisichella, presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización, que organiza el centro sanitario.
"Tenemos la posibilidad de que todos los que no pueden ir al servicio público (de salud) tengan aquí acogida y atención personalizada para necesidades muy graves", concluye el arzobispo.