Por Antonio Hermosín
El tifón Jebi, el más poderoso en llegar a Japón en 25 años, causó este martes la inundación del aeropuerto internacional de Kansai (Osaka) y otras graves interrupciones del transporte, además de cuantiosos daños materiales al oeste del archipiélago.
El fenómeno meteorológico golpeó con violencia la mitad occidental del país asiático dejando a su paso precipitaciones torrenciales, desbordamientos de ríos, un fuerte oleaje que invadió costas y puertos, y vientos huracanados que superaron los 210 kilómetros por hora, según la Agencia Meteorológica nipona (JMA).
Al menos dos personas han fallecido y unas 120 han resultado heridas, según la cadena estatal NHK, en accidentes causados sobre todo por las rachas de viento, las cuales arrancaron fragmentos de techos y de fachadas de numerosos edificios en ciudades como Kioto u Osaka, y voltearon centenares de automóviles e incluso camiones y autobuses.
En Osaka (oeste), el aeropuerto internacional de Kansai quedó repentinamente engullido por el mar, lo que causó la cancelación de 205 vuelos y dejó a varios centenares de pasajeros temporalmente atrapados dentro de una terminal, según confirmó a Efe un portavoz del aeródromo.
El oleaje desencadenado por el tifón provocó que el nivel del mar se elevara en 2,4 metros en la Bahía de Osaka, donde se encuentra este aeropuerto, el tercero con más tráfico aéreo del país tras los de Haneda y Narita (Tokio).
Las pistas de aterrizaje y la planta baja de una terminal quedaron totalmente inundadas, mientras que el puente que conecta la isla artificial que alberga al aeropuerto con la costa de Osaka tuvo que ser cerrado ante las condiciones meteorológicas extremas.
Unos 700 vuelos nacionales e internacionales han sido cancelados hoy en todo el país, según los datos ofrecidos por las aerolíneas nacionales, mientras que los operadores ferroviarios suspendieron el servicio de las dos principales líneas de Shinkansen (alta velocidad) de la mitad occidental del archipiélago.
En la prefectura de Osaka y otras de la misma zona se desaconsejó hoy todo tráfico urbano e interurbano, aunque esto no evitó que el viento volcara y arrastrara un centenar de vehículos en un aparcamiento de la localidad Nishinomiya, causando un incendio de gran escala.
La Guardia Costera nipona también informó de varias decenas de barcos a la deriva en la Bahía de Osaka que perdieron su anclaje por la marejada, entre ellos un buque cisterna de combustible que quedó incrustado en el puente del aeropuerto de Kansai, con su tripulación a bordo aunque sin llevar carga en esos momentos.
La actividad económica también ha resultado afectada, como muestra la suspensión de las operaciones del gigante automovilístico Toyota en 14 plantas del país o el cierre de centros comerciales y lugares turísticos en las ciudades de Osaka, Kioto y Nagoya.
El primer ministro japonés, Shinzo Abe, se vio obligado a cancelar un viaje que tenía previsto hoy al sudoeste nipón, la región más castigada por las lluvias torrenciales que dejaron en julio más de 220 fallecidos.
El Jebi es el vigésimo primer tifón que atraviesa Japón esta temporada, que en el país asiático está resultando especialmente intensa en cuanto a frecuencia e intensidad de este tipo de fenómenos meteorológicos.
Se prevé que el tifón avance durante las próximas horas hacia el norte por la costa occidental de Japón hasta alcanzar la isla septentrional de Hokkaido el miércoles, y pese a que su intensidad disminuirá, la mayor parte del país permanece en alerta ante el riesgo de inundaciones y corrimientos de tierra.
Jebi es el primer tifón catalogado como "muy fuerte" por parte de la Agencia Meteorológica nipona que llega al archipiélago desde 1993, cuando otro fenómeno meteorológico de las mismas características dejó 48 muertos y desaparecidos.