El retorno del arancelazo

lunes 26 mayo , 2025

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Jaime Aristy Escuder, economista | Foto: Kelvin de la Cruz

El acuerdo comercial entre Estados Unidos y China, alcanzado en Ginebra (Suiza) el domingo 11 de mayo, fue muy positivo.

Durante 90 días, plazo en que continuarán las negociaciones entre ambos países para llegar a un pacto definitivo, Estados Unidos rebajará los aranceles aplicados a las importaciones chinas del 145% a un 30%, mientras que China los reducirá del 125% a un 10%.

La recuperación de la racionalidad económica provocó una reacción alcista en los mercados financieros. El 12 de mayo, el Dow Jones avanzó 1,161 puntos, equivalente a un incremento de un 2.8%. El S&P 500 se elevó un 3.3% y el Nasdaq subió un 4.4%. El dólar se fortaleció y llegó a 1.1087 dólares por euro.

La probabilidad de una recesión en Estados Unidos, que en abril escaló a un rango de entre el 50% y el 60% debido a la incertidumbre generada por la errática política arancelaria estadounidense, descendió a mediados de mayo a un 35%.

Al mismo tiempo, aumentó significativamente la probabilidad de que la Reserva Federal mantenga sin cambios su tasa de interés de referencia en las próximas reuniones de junio y julio.

Ese resultado revela que el banco central de Estados Unidos se concentrará en la lucha contra la inflación, que sigue por encima de la meta del 2% y cuyo aumento se prevé en los próximos meses como consecuencia de los aranceles del 10% establecidos por Donald Trump.

Cuando el mar parecía calmo, el presidente Trump, molesto por el escaso avance de las negociaciones comerciales con la Unión Europea (UE), anunció inesperadamente el 23 de mayo a través de las redes sociales que impondrá a partir del 1 de junio un arancel de un 50% a las importaciones provenientes del bloque de 27 países, que constituye el principal socio comercial de Estados Unidos.

Durante las negociaciones, los representantes de la UE declararon que esperaban alcanzar aranceles inferiores a la tarifa del 10% lograda por el Reino Unido.

Indicaron que ellos "no necesitaban un acuerdo rápido sino un buen acuerdo." El arancel recíproco anunciado el 2 de abril, el "Día de la Liberación," que se aplicaría al conjunto de países europeos fue de un 20%, pero luego se redujo al 10% durante un período de 90 días para facilitar las negociaciones, que, según los europeos, estaban avanzando por buen camino.

Sin embargo, la decisión de Trump revela un cambio de dirección de la política comercial estadounidense, pues una tarifa de un 50% equivale a la ruptura de los flujos comerciales entre esas naciones.

El año pasado, Estados Unidos importó bienes por 606 mil millones de dólares desde la UE y exportó 370 mil millones de dólares, cifras que arrojan un déficit comercial de 236 mil millones de dólares.

Los productos farmacéuticos, automóviles y maquinarias constituyen las principales exportaciones europeas a territorio estadounidense. Mientras que aviones, petróleo crudo y gas natural son las exportaciones más importantes de Estados Unidos a la UE.

El presidente estadounidense sostiene que dicho déficit comercial se debe a "las poderosas barreras arancelarias, el impuesto al valor agregado, las sanciones empresariales ridículas, las barreras comerciales no monetarias y las manipulaciones monetarias."

Además, Estados Unidos exige que la UE se comprometa a aplicar medidas arancelarias contra China, tal como acordó con el Reino Unido en el caso del acero.

La reacción del mercado bursátil al retorno del "arancelazo" de Trump fue negativa. El Dow retrocedió 256 puntos, equivalente a una caída de un 0.6%. El S&P 500 descendió un 0.7% y el Nasdaq cayó un 1%.

A los activos financieros de renta fija y al dólar tampoco les fue bien. La tasa de rendimiento de las Notas del Tesoro a diez años se situó en 4.52% y, a pesar de ese elevado nivel de tasa de interés, la cotización del dólar se deterioró frente a otras divisas.

En particular, la moneda estadounidense se depreció con relación al euro un 0.8% y cerró el 23 de mayo en casi 1.14 dólares por euro.

El comportamiento de los precios de los activos financieros de Estados Unidos no fue peor porque es muy probable que el mercado anticipe que, al igual que sucedió con China, se llegará a un acuerdo con la UE en el que se establezca un arancel recíproco de un 10% para la mayoría del comercio, con algunas excepciones, como los productos farmacéuticos, el acero y el aluminio, que serían gravados con una tarifa superior.

En caso de que Europa responda con represalias y se mantenga el arancel del 50% anunciado por Trump, tanto la UE como Estados Unidos abrirían las puertas a una recesión económica.

Ese escenario, caracterizado por la caída de la demanda agregada y un aumento del desempleo, sería muy perjudicial no solo para los europeos y estadounidenses, sino para la economía global.

En particular, una recesión en esas naciones impactaría negativamente en la República Dominicana a través de diversas vías.

El deterioro de las condiciones del mercado laboral en Estados Unidos y Europa reduciría el volumen de remesas enviadas a sus familiares por los dominicanos residentes en esos países, las cuales representan alrededor del 93% de los 10,800 millones de dólares que se reciben anualmente.

Asimismo, la reducción de la demanda agregada en esas dos economías presionaría a la baja tanto los precios de exportación como el volumen de ventas a esos mercados, que generan el 69% del valor total de las exportaciones de bienes dominicanos.

Dado que el 54% de los visitantes extranjeros procede de las naciones involucradas en esa posible guerra comercial, el turismo dominicano, cuyos ingresos anuales oscilan alrededor de los 11 mil millones de dólares, también se vería afectado.

Adicionalmente, podría registrarse una reducción de la inversión extranjera proveniente de las naciones en conflicto comercial, que en 2024 representó el 59% del total de la inversión extranjera recibida en territorio dominicano.

Ese entorno macroeconómico internacional implicaría un menor ritmo de crecimiento del producto interno bruto en 2025, variación que el más reciente Marco Macroeconómico consensuado entre el Gobierno y el Banco Central estima en un 4.5%, pero que en la actualidad tiene una probabilidad de ocurrencia cercana a cero.

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Jaime Aristy Escuder

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