El viernes pasado la comunicadora y profesora, Raisa Pimentel, dio una especie de introducción a Amelie Nothomb en el Taller de Narradores de Santo domingo. Lo hizo desde la postura del lector que admira la técnica en la obra de un autor.
Si quedó claro que en todas sus apariciones públicas la figura de Amelie es bastante característica, pareciera que en sus puestas en escena buscara perturbar o no pasar desapercibida.
Es como si además de los temas “provocadores” que trata en sus novelas, fuera una campaña publicitaria de sí misma. Dicho de otro modo, su imagen llama tanto la atención que en ocasiones es su performance la que atrae a posibles lectores.
Sin embargo, ella no es la única escritora que construye un relato en torno a su imagen pública. Hay casos históricos como el de Fogwill, quien juraba que escribió Los Pichiciegos en dos días. Y el caso más extremo de Mario Bellatín, quien pareciera concentrar en sí mismo todo el concepto que luego transmitirá en sus creaciones. Estos son solo tres de muchísimos casos.
Aquí cabría la pregunta: ¿los escritores no estarán montando esas instalaciones en torno a sus figuras por ego? Lo más probable es que así sea. Parafraseando a Daniel Mantovani, el personaje de la película El Ciudadano Ilustre, en el acto de crear subyace también el ego de un autor. No hay arte sin ego por medio.
Ahora bien. Asumir una u otra postura puede llevar a concentrar los focos en los autores mucho más que en las obras. Y justamente es lo que más ocurre con los artistas, en cualquier disciplina del arte de este tiempo.
Un autor es cada vez más consciente de que la ficción que construya sobre su persona puede hacerle ganar más lectores que la naturaleza de su obra. No significa que la creación vaya a carecer de valor. Más bien, un relato en torno al creador le da un impulso mayor de significancia.
Aquí surge la pregunta: ¿hasta dónde la obra de un artista concluye en el momento del punto final o la última pincelada?
Si recordamos a Piglia y Borges, caeremos en la cuenta de que mientras la obra tenga lectores, esta continuará su construcción. A la larga, las interpretaciones de la creación reconstruyen una y otra vez las obras.
Pd: solo divago.
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