El perfil de un puesto, en palabras llanas, es el resumen de las actividades que debe realizar el titular del puesto y el perfil que debe tener la persona que lo ocupe, es un detalle de todo lo que tiene que ver con el puesto y que le va a ayudar al reclutador a conseguir el mejor candidato y al empleado a conocer su posición. Me resultó curioso escuchar a un dueño de empresa pedirme que para elegir los candidatos que va a recibir, independientemente de que estos tengan los perfiles correctos, necesita ver las fotos de la persona.
Sus palabras literalmente fueron: “Necesito ver las fotos, para saber si me caen bien”. Ya se imaginarán que si alguien me lo hubiera contado, lo más probable es que no lo hubiera creído. Mucho menos en pleno siglo XXI, donde las nuevas tendencias y legislaciones mundiales, van todas en dirección al respeto al ser humano y a la diversificación.
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En países desarrollados como Estados Unidos, descartar un candidato por su físico es discriminación. En nuestro país es muy común, escuchar gerentes y administradores que eligen al de mejor presencia, en vez de darle la oportunidad al que tenga el mejor perfil. Esto nos pone la cosa difícil a los reclutadores, ya que aparte de buscar competencias, experiencia y formación, también debemos preocuparnos, si el candidato que cumple con todo lo demás, no tiene buena presencia.
Nos encontramos en un país, en donde la población es en su mayoría mestiza y que los índices de analfabetismo aún son un número que hace ruido, agregándole el alto porcentaje de los profesores de los niveles básicos en nuestras escuelas públicas, que reprueban las evaluaciones que se les hacen para medir la capacidad que tienen para ejercer su función de enseñar. Un país, en donde se pone en duda la capacidad de los profesionales de casi todas las universidades, que son asequibles para la mayoría.
A esta difícil labor de “buscar un marciano en la tierra” le llamamos reclutamiento. A todo esto le voy a agregar que muchas veces el salario que se ofrece es ridículo, con relación al perfil que se busca y las funciones que queremos que ese candidato realice. Es entonces en donde inicia la travesía de este pobre ser humano que lejos de ayudar a colocar la persona indicada en el puesto correcto, se ve forzado por situaciones que se salen de sus manos y que condicionan el resultado de su gestión.
Pasan semanas, y el candidato sigue sin aparecer porque “el marciano” no logra encajar con todos los requisitos mandatorios de un perfil realizado sin criterio profesional, sino más bien, a la voluntad de una persona que el 90 % de los casos no sabe lo que es el perfil de un puesto.
Y continuamos recibiendo decenas y decenas de curriculums vitae diariamente de personas sin empleo que, al igual que el reclutador, deben ajustarse a una realidad que se vive pero que sigue siendo injusta.
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