El papa Francisco pidió a los obispos que "nadie tome a Dios como pretexto para levantar muros, derribar puentes y sembrar el odio", en un discurso que les dirigió hoy y en el que les dio algunas claves sobre cómo debe ser su labor.
Francisco recibió hoy a los obispos ordenados en este año, participantes en el curso organizado por las congregaciones para los Obispos y las Iglesias Orientales, que concluyó este miércoles en el Vaticano.
A ellos les dijo "que la cercanía a la gente no es una estrategia oportunista, sino nuestra condición esencial".
"La cercanía del obispo no es retórica. No se compone de proclamas autorreferenciales, sino de disponibilidad real", agregó.
Así que, los exhortó el papa, "acércate, mantente en contacto con la gente, dedica tiempo para ellos más que para el escritorio, no temas el contacto con la realidad, conocer y abrazar".
"El termómetro de cercanía es la atención a los últimos, a los pobres, y la sobriedad de los obispos será también así, en un momento en que en muchas partes del mundo todo se reduce a un medio para satisfacer necesidades secundarias, que envuelven y esclerotizan el corazón", agregó.
Los invitó además "a hacer una vida simple" y rodearse de aquellos que, en su pobreza, recuerdan a Dios.
Otro consejo fue el de no rodearse de "hombres que dicen sí a lo que les propongan, (Yes Man) o de recaderos".
Y que sean cercanos también con los sacerdotes. "A quienes les pidió que abracen, agradezcan y animen en su nombre. También están expuestos a un mundo hostil. Necesitan ser amados, seguidos, alentados", aseveró.