El papa Francisco pidió este sábado "que la diversidad de los otros sea vista como un regalo y una riqueza" en un discurso en el Santuario Mater Misericordiae de Vilna, en su primer día de visita a Lituania, primera etapa de su gira por los países bálticos.
Francisco visitó este santuario de la capital lituana, de gran devoción entre los católicos, que suponen un 80 % en el país, y que se encuentra en una de las puertas de la muralla que accedían a la ciudad, donde se colocó una imagen de la Virgen de la Misericordia, una de las llamadas vírgenes negras, que resistió a varios conflictos.
"Estamos frente a la Puerta de la Aurora, lo que queda del muro protector de esta ciudad que servía para defenderse de cualquier peligro y provocación, y que en 1799 el ejército invasor destruyó en su totalidad, dejando solo esta puerta: ya entonces estaba allí la imagen de la 'Virgen de la Misericordia', la Santa Madre de Dios que siempre está dispuesta a socorrernos, a salir en nuestro auxilio", comenzó el papa su discurso.
Tras comentar que ahora, gracias a las buenas vías de comunicación, a este santuario pueden llegar lituanos, polacos, bielorrusos y rusos; católicos y ortodoxos, el papa subrayó que "a esta facilidad para movernos de un lugar a otro" debería sumarse "la facilidad para establecer puntos de encuentro y solidaridad entre todos".
"Para salir de nosotros mismos y darnos a los demás, acogiendo a su vez la presencia y la diversidad de los otros como un regalo y una riqueza en nuestras vidas", pidió.
Francisco instó a los fieles a "abrirse a los demás" porque "cuando nos encerramos dentro de nosotros mismos por miedo a los demás, cuando construimos muros y barricadas, terminamos privándonos de la Buena Noticia de Jesús que conlleva la historia y la vida de los demás".
Al terminar la visita, el pontífice pidió a la Virgen que ayude "a construir una patria que sabe acoger a todos, una patria que elige construir puentes y no muros, que prefiere la misericordia y no el juicio".
Después, Francisco rezó un rosario con niños huérfanos y las familias que les han adoptado.
En ese acto estuvo acompañado por la presidenta de Lituania, Dalia Grybauskaite, pero también por el metropolita ortodoxo del país.