Por Cristina Cabrejas
El papa Francisco inicia mañana su séptimo año de pontificado con la herida abierta de los abusos a menores por parte de miembros de la Iglesia y su encubrimiento por parte de los obispos y que incluso han llegado a la Curia, como en el caso de la condena del cardenal George Pell.
Mañana, 13 de marzo, cuando se cumplen seis años de su elección como líder de la Iglesia católica, Francisco estará en retiro realizando ejercicios espirituales en Ariccia, a unos 30 kilómetros de Roma.
Ese mismo día, el cardenal australiano George Pell quien fue hasta hace pocos días el "ministro" de Economía del Vaticano y consejero de Francisco en el llamado grupo "C9″ para reformar la Curia, conocerá detenido en una prisión de Melbourne la sentencia por cinco cargos de abusos sexuales a dos menores en 1996.
Por el momento, el papa ha ordenado a la Congregación para la Doctrina de la Fe que comience a recoger información sobre este caso ya que, según las leyes de la Iglesia, no se puede proceder canónicamente hasta que se concluya el proceso civil en su última instancia para no entorpecer la labor de la Justicia de cada país.
Pero no sólo el caso Pell se encuentra sobre la mesa del papa. También hace unos días el cardenal francés y arzobispo de Lyon, Philippe Barbarin, fue condenado a seis meses de reclusión por encubrir abusos a niños por parte de un cura de su archidiócesis y de los que tuvo conocimiento en 2014.
Deberá afrontar las acusaciones de abusos contra el nuncio apostólico en Francia, Luigi Ventura, al que se pide que se le revoque la inmunidad, así como las denuncias por abusos del exobispo argentino Gustavo Zanchetta, que tras salir de Argentina obtuvo con un puesto como consejero de la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica (APSA).
El caso de abusos en Chile sigue siendo un tema pendiente para el papa, pues los cardenales Javier Errazuriz y Riccardo Ezzati también están siendo investigados por fiscales por encubrir a sacerdotes pederastas.
Las respuestas del Vaticano a esta crisis tendrán que servir de ejemplo si se quiere realmente llevar a cabo las promesas de responsabilidad y justicia realizadas durante la cumbre que se celebró a finales de febrero sobre los abusos a menores con todos los representantes de la jerarquía católica.
En este nuevo año de gobierno de Jorge Bergoglio también se espera se comience a implementar el histórico acuerdo con China que supone que después de 30 años de negociaciones exista una única Iglesia católica en el país donde existía la oficial controlada por el Gobierno y la clandestina que obedecía al Vaticano.
El acuerdo prevé que se abra un diálogo con Pekín para el nombramiento de los nuevos obispos aunque la última palabra la tendrá el papa. ¿Llegará el primer obispo chino nombrado tras este acuerdo?.
También será el año en el que se conocerá la nueva Constitución que reforma la Curia y el sistema de Gobierno vaticano y en la que ha trabajado el papa argentino y el C9, ahora C6 tras la marcha de Pell, Errazuriz y el cardenal congolés Laurent Monsengwo Pasinya, durante cinco años y de la que se sabe ya el título "Praedicate evangelium".
En mayo también se publicará su exhortación tras el Sínodo de los jóvenes.
El papa que llegó "del fin del mundo", como dijo asomado al balcón de la Logia central de la basílica de San Pedro aquella tarde del 13 de marzo, y al que no le gustaba viajar, continuará su pontificado con una agenda repleta de viajes y en buena salud, salvo sus problemas en la cadera.
En el horizonte su visita a Marruecos el 30 y 31 de marzo, a Bulgaria y Macedonia del 3 al 5 de mayo y a Rumanía del 31 de mayo al 2 de junio y, aunque aún no se ha anunciado, está previsto que el papa viaje a Madagascar y Mozambique y en noviembre a Japón.