El papa Francisco, que visitará Marruecos el 30 y 31 de marzo, tiene previsto celebrar una misa en tese país para un mínimo de 5.000 fieles en un lugar cerrado, por razones de seguridad y teniendo en cuenta que en esas fechas hay riesgo de lluvias.
Según dijo a Efe el Arzobispo de Rabat, el español Cristóbal López Romero, esa misa se celebrará el domingo 31, probablemente en la ciudad de Casablanca, en un lugar aún por precisar y que pueda acoger a una cifra de "entre 5.000 y 10.000 personas".
La comunidad católica en Marruecos está compuesta cada vez más por subsaharianos residentes en el país y, en menor medida, por europeos, y el arzobispo consideró que los fieles vendrán desde todo el país para llenar el recinto elegido.
Se ha excluido imitar el "encuentro religioso" con jóvenes que Juan Pablo II tuvo en su visita de 1985 (la única de un papa a Marruecos), cuando reunió en el mayor estadio de Casablanca a cerca de 70.000 personas y que la Iglesia considera hoy resultó "un tanto forzado".
Entre las probables actividades de Francisco en el país magrebí, habrá algún encuentro de carácter social o asistencial (que siempre incluye en sus viajes). Tratándose de Marruecos tendrá posiblemente que ver con alguna organización de ayuda a los emigrantes subsaharianos, actividad en la que la iglesia está muy implicada.
Además de ser recibido por el rey Mohamed VI, de quien partió la invitación para visitar Marruecos, el Vaticano estudia igualmente algún tipo de entrevista o encuentro con intelectuales, imanes o dirigentes musulmanes para incorporar el diálogo interreligioso a su visita.
En todo caso, está excluido que su agenda incluya ninguna actividad de reconocimiento del minoritario "cristianismo marroquí", es decir, los fieles de nacionalidad marroquí convertidos al cristianismo y que practican su fe a escondidas, aunque en los últimos años han salido de la clandestinidad y reclaman reconocimiento legal.