Por Albert Traver
La división en el Partido Demócrata entre izquierdistas y moderados estalló este martes durante el segundo debate de sus aspirantes a la Casa Blanca, con Bernie Sanders y Elizabeth Warren imponiendo la receta progresista con la que pretenden derrotar a Donald Trump en 2020.
Lejos del esperado enfrentamiento entre Sanders y Warren, los candidatos más populares de la noche, los senadores fueron de la mano contra un grupo de moderados muy por debajo de ellos en las encuestas y liderado por el excongresista John Delaney.
"No entiendo por qué alguien se toma la molestia de presentarse a presidente de Estados Unidos para hablar sobre lo que no podemos hacer y para lo que no debemos luchar", dijo Warren sobre sus compañeros demócratas moderados, a los que llegó a acusar de usar argumentos de los republicanos.
"Estoy un poco cansado de los demócratas con miedo de las grandes ideas, los republicanos no tienen miedo de las grandes ideas", dijo Sanders por su parte, al recordar la gran rebaja impositiva impulsada por Trump.
El debate, que tuvo lugar en Detroit (Michigan) y fue pivotado por la cadena CNN, giró en un inicio alrededor del sistema de salud, donde Sanders y Warrenson los únicos que defienden un modelo totalmente público conocido como "Medicare for all", que contempla la supresión de las aseguradoras privadas.
"¿Por qué tenemos que ser tan extremistas?", cuestionó Delaney, al presentarse como el único candidato con experiencia en el "negocio de la salud". "Con todo el respeto -dijo-, no creo que mis colegas entiendan el negocio".
"¡No es un negocio!", respondió Sanders, que defendió la salud como un "derecho humano" al que tendrán acceso de forma gratuita no solo todos los estadounidenses, sino también los inmigrantes irregulares si él llega a la Casa Blanca.
En ese punto, el congresista Tim Ryan unió esfuerzos con Delaney y dijo que la propuesta de Sanders creará un efecto llamada y defendió que los sin papeles paguen por su salud.
El enfrentamiento en el ámbito de la salud se reprodujo, aunque con menos tensión, con la migración, donde todos coincidieron en señalar a Trump como el enemigo común pero difirieron en el fondo de la cuestión.
"Tenemos a 100.000 personas en la frontera en estos momentos. Si descriminalizamos la entrada, si damos salud gratuita para todos, tendremos a muchos más", dijo el gobernador de Montana, Steve Bullock, de nuevo confrontando a Sanders y Warren.
"Si una madre y su niño hacen un camino peligroso de miles de millas, bajo mi punto de vista, no son criminales", dijo Sanders.
Con la división entre las dos almas del Partido Demócrata patente, fue Ryan quien puso sobre la mesa el temor de los centristas: un candidato a la izquierda del espectro no tiene posibilidades de ganar las elecciones frente a Trump.
"Hemos hablado de discriminalizar la frontera, y hemos hablado de darle salud gratuita a los sin papeles cuando a tantos estadounidenses les cuesta pagar su salud. Francamente no creo que con esta agenda podamos avanzar", dijo.
Un argumento al que respondió Warren: "Recuerdo cuando la gente decía que Barack Obama no podía ganar. Recuerdo cuando la gente decía que Donald Trump no podía ganar. Y aquí estamos".
"Lo entiendo -añadió-. Hay mucho en juego y la gente tiene miedo. Pero no podemos elegir a un candidato en el que no creemos porque estamos demasiado asustados para hacer otra cosa. Y no podemos pedir a la gente que vote por un candidato en el que no creemos".
La senadora defendió llevar a Estados Unidos un "gran cambio estructural que le dé a la gente una razón para salir y votar".
Durante el debate, que se extendió durante dos horas y media, los candidatos también abordaron asuntos como la regulación de las armas, la deuda estudiantil, impuestos a la riqueza, la crisis climática y, en menor medida, la política exterior.
Además de Sanders, Warren, Delaney, Ryan y Bullock, participaron del debate de hoy el alcalde de South Bend (Indiana), Pete Buttigieg, el exgobernador de Colorado John Hickenlooper, la senadora Amy Klobuchar, el excongresista Beto O’Rourke y la escritora Marianne Williamson.
Mañana otros diez aspirantes tomarán parte en la segunda parte del debate, centrado en los otros grandes favoritos, la senadora Kamala Harris y el exvicepresidente Joe Biden, que en el anterior debate en junio protagonizaron los momentos más tensos.