La República Dominicana y América Latina enfrentan una alarmante tasa de cesáreas, significativamente más alta que la recomendada por la Organización Mundial de la Salud. En nuestro país, alrededor del 58% de los partos son cesáreas, una cifra que supera ampliamente el 10-15% sugerido. Este fenómeno tiene muchas causas, pero una de las más impactantes es la estructura de honorarios que pagan las ARS por la atención obstétrica.

Para ponerlo en perspectiva, los honorarios por atención al parto en la República Dominicana son considerablemente bajos en comparación con otros países de la región. En países como Colombia y Argentina, los honorarios pueden llegar a los 1,500 y 2,000 dólares respectivamente, mientras que, en Estados Unidos, los médicos reciben entre 3,000 y 5,000 dólares por parto. En contraste, aquí en la República Dominicana, las ARS pagan alrededor de 300 dólares, siendo una de las tarifas más bajas de la región.

Ayer, como médico obstetra, tuve que inducir la labor de parto a una paciente primigesta con 41 semanas y 3 días de gestación, siguiendo los protocolos establecidos. Mi día comenzó a las 8 de la mañana impartiendo docencia hasta las 10. Tenía una agenda muy activa: una reunión de negocios al mediodía, un encuentro con amigos a las 4 de la tarde y, en la noche, planificaba compartir con mi esposa y mis hijos.

La inducción al parto inició a las 10:30 de la mañana, después de terminar mi clase. Sin embargo, debido a la tensión y la duración de la inducción, tuve que cancelar mi reunión de negocios. La labor de parto se prolongó, obligándome también a cancelar mi encuentro con amigos. Finalmente, no pude compartir con mi familia, y a las 11 de la noche, tras 12 horas de inducción y conducción al parto, tuve que realizar una cesárea porque el trabajo de parto no progresó. El bebé, un hermoso niño de 8.5 libras, justificó la necesidad de la cesárea debido a su tamaño.

Ahora bien, aquí es donde radica el problema económico: por este caso, una ARS me pagaría unos 16,000 pesos dominicanos, siendo esta una de las que más paga. Otras ARS pagan incluso menos. Después de 12 horas de dedicación, el pago es el mismo, ya sea por la atención al parto o por la cesárea, alrededor de 14,000 pesos.

Es justo cuestionarse si este tipo de honorarios son adecuados para la complejidad y el tiempo que requiere la atención de un parto. En mi caso, si hubiera decidido realizar una cesárea al mediodía, habría podido asistir a mi reunión, compartir con mis amigos y estar con mi familia a una hora razonable. La ARS me habría pagado lo mismo que por trasnocharme y asistir al parto.

Cuando se habla de reducir la tasa de cesáreas en el ámbito privado, es imposible no considerar el factor económico y los honorarios médicos. La actual estructura de pagos no incentiva a los médicos a esperar y asistir un parto vaginal, especialmente cuando la cesárea es más rápida y paga lo mismo, si no menos.

Por tanto, si realmente queremos reducir la tasa de cesáreas, es fundamental revisar y mejorar los honorarios que se pagan por la atención a los partos, reconociendo el tiempo, la dedicación y la complejidad que esta labor implica. La situación actual no es justa ni sostenible y afecta tanto a los médicos como a las pacientes. 

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