El 58 % de los nacimientos registrados en República Dominicana en 2019 se produjeron por cesárea, es decir, que se empleó este tipo de intervención quirúrgica en cerca de 34.000 de los más de 59.000 alumbramientos que tuvieron lugar en los hospitales dominicanos el año pasado.
Estas cifras colocan a la República Dominicana como la nación con la mayor tasa de partos por cesárea del mundo, por delante de Brasil y Egipto, en segundo y tercer lugar, respectivamente, afirmó este lunes la presidenta de la sección dominicana del Colegio Americano de Ginecólogos Obstetras (ACOG, por sus siglas en inglés), Elisa Fernández de Scheker.
La especialista manifestó que la mayoría de los nacimientos en el país se producen en hospitales públicos, donde la tasa de cesárea ronda alrededor del 40 %, pero en los centros privados la tasa es aún más alta, dijo al intervenir en un acto celebrado en la capital, según recoge un comunicado de la entidad médica regional.
En la ACOG barajan algunas teorías sobre los factores que influyen en este fenómeno, comenzando por la insuficiente cantidad de camas disponibles para atender a las parturientas, de modo que hay menos tiempo para esperar a que se produzca el parto vaginal espontáneo.
Además, en el país es común someter a una paciente a cesárea ante determinados diagnósticos, por ejemplo cuando el cordón umbilical está alrededor del cuello del bebé, por escasa cantidad de líquido amniótico, por parto anterior a las 34 semanas, etcétera, casos que en otros países no eliminan la opción de parto vaginal de manera segura para la madre y el bebé.
También incide que la tecnología para monitorear continuamente el latido del feto durante la labor de parto no está disponible en todos los centros de maternidad, razón por la que los obstetras se ven obligados a realizar cirugía como forma más segura para el feto, a expensas de mayor riesgo para la madre.
Por otra parte, la madre y su entorno esperan un proceso rápido de alumbramiento, y un parto espontáneo en una paciente primeriza puede tardar de 12 a 36 horas, lapsos a los que no está acostumbrada la población, porque ya hay dos generaciones que no esperan más de dos horas por el nacimiento del bebé.
A nivel privado, la mayoría de los ginecobstetras dominicanos trabajar solos en lugar de tener consultorios con un grupo de colegas, y desde el punto de vista logístico, coordinar el equipo para una cesárea programada en una fecha y una hora determinada es más fácil para todos los involucrados.
Según la ACOG, la remuneración de las aseguradoras para el ginecobstetra, el anestesiólogo y el pediatra debería estar correlacionada a las horas de trabajo que implica una labor de parto versus una cesárea.
En los hospitales docentes, los ginecobstetras en entrenamiento en ocasiones interpretan que al realizar una cesárea han hecho todo lo posible para evitar complicaciones, aunque esta no sea la realidad, apunta la organización.
A nivel público, la disponibilidad de medidas para el manejo del dolor durante la labor de parto son muy limitadas, y casi ninguna paciente tiene acceso a anestesia epidural durante el proceso, lo cual genera temor a la paciente que, además, tiene la falsa creencia de que los partos vaginales van asociados a daños permanentes en sus órganos genitales.
Fernández de Scheker anunció que el 13 y 14 de marzo se celebrará el II Congreso Internacional de la Sección Dominicana ACOG, con una agenda de cerca de 50 conferencias, disertaciones, simposios y testimonios de pacientes y más de 30 especialistas nacionales, de Estados Unidos, Panamá, Venezuela y Cuba.
Los expertos analizarán temas como la disminución de la mortalidad y la morbilidad severa de las madres, la tasa de cesárea en países que ocupan los primeros lugares con estas estadísticas, y sobre las herramientas para que los ginecobstetras continúen ofreciendo excelencia en servicios como médicos de cabecera de las mujeres dominicanas.