Estados Unidos se aproxima ya a los 200.000 fallecidos por la COVID-19, con 199.255 muertos, y 6.764.198 casos detectados en el país, según el recuento independiente de la Universidad Johns Hopkins.
Este balance a las 20.00 hora local (00.00 GMT del domingo) es de 41.661 contagios más que el jueves y de 778 nuevas muertes.
Pese a que Nueva York ya no es el estado con un mayor número de contagios, sí que sigue como el más golpeado en cuanto a muertos en Estados Unidos con 33.081, más que en toda Francia, España o Perú.
A Nueva York le siguen en número de fallecidos -de acuerdo con el mapa de la Johns Hopkins- la vecina Nueva Jersey (16.064), Texas (15.051), California (15.015) y Florida (13.287).
Otros estados con un gran número de muertos son Massachusetts (9.295), Illinois (8.672), Pensilvania (7.940) y Michigan (6.969).
En cuanto a contagios, California lidera la lista con 783.242, seguido de Texas con 707.548, mientras que el tercero es Florida con 681.233, y Nueva York cuarto con 449.038.
El balance provisional de fallecidos -199.255- supera con creces la cota más baja de las estimaciones iniciales de la Casa Blanca, que proyectó en el mejor de los casos entre 100.000 y 240.000 muertes a causa de la pandemia.
El presidente estadounidense, Donald Trump, rebajó esas estimaciones y se mostró confiado en que la cifra final estaría más bien entre los 50.000 y 60.000 fallecidos, aunque luego auguró hasta 110.000 muertos, un número que también se ha superado.
Por su parte, el Instituto de Métricas y Evaluaciones de Salud (IHME) de la Universidad de Washington, en cuyos modelos de predicción de la evolución de la pandemia se fija a menudo la Casa Blanca, calcula que para las elecciones presidenciales del 3 de noviembre Estados Unidos habrá superado los 258.000 fallecidos y para el 31 de diciembre los 400.000.