Por Diana Marcela Tinjaca
Sin una directriz clara en gran parte del mundo, el consumo de "e-cigarettes" y del "tabaco sin humo" crece aceleradamente, en medio de un enconado debate sobre su potencial para reducir el daño que causa el tabaquismo y la propuesta de una normativa diferente a la del cigarrillo.
"El principio de precaución ante lo novedoso se aplica a estas innovaciones sobre un nivel más alto que lo que existe", aseguró el escritor científico británico Matt Ridley en el Foro Global del Tabaco y la Nicotina que culmina este viernes en Londres.
El Convenio Marco de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para el Control del Tabaco admite que la venta de los sistemas electrónicos de administración de nicotina (SEAN), entre los que incluye cigarrillos electrónicos y el tabaco calentado, viene en aumento.
"Alcanzaron los 2.760 millones de dólares en ventas a escala mundial en 2014, los 8.610 millones en 2016 y se espera que para 2023 lleguen a 26.840 millones", según el documento preparado sobre el tema para la Conferencia de las Partes (COP8) del convenio marco, que tendrá lugar en octubre en Ginebra.
Pese al repunte en el mercado, la OMS mantiene la cautela y aún no ha emitido ninguna recomendación puntual debido a la "falta de evidencia suficiente" sobre los efectos de esos productos, aunque sí ha instado a regularlos.
Los defensores de los SEAN insisten en el potencial que tienen para los adultos que no han podido o no quieren dejar de fumar y por eso instan a asumir un nuevo enfoque en la lucha contra el tabaquismo, acogiendo la reducción del daño como estrategia.
Estos productos "no involucran la quema de hojas de tabaco ni la inhalación de humo", expresó un grupo de científicos en una carta dirigida esta semana al director de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus.
El grupo de académicos, de universidades de EEUU y Canadá, y varios de ellos presentes en el foro en Londres, afirma que "es el humo el que causa la abrumadora carga de la enfermedad y no hay dudas de que los productos no combustibles son mucho menos dañinos que los cigarrillos".
Por eso instan a una regulación diferenciada, que considere el potencial de reducción del daño de los SEAN al aplicar normas como impuestos, restricciones, etiquetado y precios al público, entre otras.
Hasta el momento, las referencias normativas las tienen el Reino Unido y Nueva Zelanda, que han incluido esas alternativas en sus políticas para reducir el daño causado por el tabaquismo, y la Unión Europea, que no prohíbe los SEAN pero impone requisitos de seguridad y de calidad para los que contienen nicotina.
En EEUU, la autoridad reguladora ha dicho que buscará asegurarse "de que los adultos que necesitan o desean nicotina puedan obtenerlo de fuentes alternativas y menos dañinas", abriendo la puerta a los productos de "riesgo modificado".
Datos de la OMS indican que cada año cerca de 6 millones de personas mueren por alguna enfermedad relacionada con el tabaco y entre el 90 % y el 95 % de los fumadores que intenta dejarlo sin ayuda recae.
"La evidencia sugiere que los cigarrillos electrónicos pueden ayudar a esas personas a dejar de fumar y son alrededor de un 95 % menos dañinos. Sin embargo, todavía hay muchos conceptos erróneos sobre sus daños relativos", indicó a Efe Norman Lamb, presidente del comité de Ciencia y Tecnología del Parlamento británico.
Dicho comité acaba de recomendar en el país un cambio a un entorno regulador más proporcional al riesgo.
"Necesitamos tomar medidas para que podamos alentar a los fumadores actuales a cambiar a cigarrillos electrónicos para mejorar su salud. El potencial para salvar vidas es claro", sostuvo Lamb.
La idea es que las "normas sean proporcionales al riesgo" y se permita "informar a los consumidores de esas alternativas para que puedan decidir", explicó a Efe Germana Barba, vicepresidenta de Asuntos Reguladores de Philip Morris International, empresa que decidió reemplazar su negocio del cigarrillo con productos libres de humo.
En América, según el informe de 2018 de la Organización Panamericana de la Salud, Argentina, México, Panamá, Uruguay y Venezuela han optado por prohibir la venta de SEAN; mientras en Costa Rica, Ecuador, Honduras, Jamaica, El Salvador y Paraguay está restringido o prohibido su consumo en espacios interiores públicos.
En Colombia y Guatemala, donde no existe una ley específica, ya se comercializa el tabaco calentado, pero se está a la espera de una definición normativa.
En el encuentro en Londres, bajo el lema "Trazar el futuro: ¿Hacia dónde van la innovación y la reducción del daño?", expertos han analizado los "e-cigarettes", el tabaco calentado y sus legislaciones.