El presiente de Filipinas, Rodrigo Duterte, dijo que no le gustan las dinastías políticas a pesar de que tres de sus cuatro hijos son candidatos a las elecciones legislativas y municipales del próximo mayo.
"No quiero una dinastía, pero nos hemos visto obligados. La gente nos lo ha pedido", aseveró anoche en un acto en Manila, según informó hoy la Presidencia.
El hijo mayor del presidente, Paolo Duterte, se ha postulado como candidato a representante del Congreso por Davao; su hermana Sara se presenta a la reelección como alcaldesa de esa ciudad; mientras que el menor de los tres, Sebastian "Baste", presentó esta semana su candidatura a la vicealcaldía de Davao.
Paolo (43 años), Sara (40 años) y Sebastian (30 años) son los tres hijos que Duterte tuvo con su primera esposa, Elizabeth Zimmerman, aunque tiene otra hija menor con su actual pareja, Honeylet Avanceña.
Davao, la tercera ciudad más grande de Filipinas y una de las más desarrolladas económicamente, se ha convertido en el bastión de los Duterte después de que el mandatario fuera su alcalde en diversos periodos durante casi dos décadas.
Paolo fue hasta diciembre de 2017 el vicealcalde de Davao, cargo al que renunció alegando "difamación" tras verse implicado en un supuesto caso de narcotráfico, cargos de los que finalmente quedó absuelto.
La hija del presidente admitió esta semana que se está creando una dinastía política dentro de su familia, pero argumentó que "la última palabra la tienen los votantes".
"Nuestros detractores y la oposición dirán que somos una dinastía política. Sí, lo somos, no podemos negarlo. Pero nos estamos presentando a unas elecciones democráticas", defendió.
Filipinas celebrará el próximo 13 de mayo elecciones legislativas y municipales, comicios vistos como un termómetro de la popularidad del gobierno de Duterte, que alcanzará la mitad de su mandato de seis años.
Las dinastías políticas son muy comunes en Filipinas a pesar de que la vigente Constitución de 1987 las prohíbe expresamente, aunque no hay ninguna ley que implemente esa provisión.
Duterte ha abogado en varias ocasiones por promulgar una ley anti-dinastías, aunque ha encontrado muchas trabas en el Congreso porque la mayoría de los legisladores provienen de familias con arraigo en la vida política.