Ángel Bello
Ayer, 10 de diciembre, se celebró el Día Internacional de los Derechos Humanos (DDHH). Desafortunadamente, la fecha pasó desapercibida para miles de dominicanos, quienes, incluso, ni siquiera alcanzan a comprender el significado de este concepto.
Fue en el marco de la Asamblea de las Naciones Unidas, el 10 de diciembre de 1948, en París, cuando se proclamó la Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH), lo que marcó un verdadero hito en el devenir histórico de la humanidad ya que se trató de un compromiso asumido por la casi totalidad de las 56 naciones presentes, incluida la República Dominicana.
Los DDHH hacen referencia a un conjunto de garantías que tenemos todas las personas por el solo hecho de tratarse de seres humanos, sin distinción de raza, sexo, credo político o religioso ni ninguna otra consideración o preferencia que sirva como pretexto para la discriminación y las arbitrariedades. Estas prerrogativas abarcan a -como reza el preámbulo de la DUDH-: "… todos los miembros de la familia humana…".
Los DDHH tienen su fundamento en la dignidad humana, es decir, en el valor intrínseco que tiene cada ser humano desde que es concebido, lo cual lo hace merecedor de respeto y consideración positiva por parte de los demás. De igual manera, el respeto a la dignidad es parte esencial de nuestra Carta Magna, de acuerdo con su artículo 5.
Son 30 los Derechos Humanos contenidos en la DUDH. Entre ellos figuran el derecho a la vida, el derecho a la igualdad, la prohibición de la esclavitud, de la tortura y los tratos crueles, el reconocimiento de la personalidad jurídica, el debido proceso, la presunción de inocencia, la intimidad, el libre tránsito y la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión, entre otros.
Todos tienen DDHH, porque son inherentes, nadie se los regala, sin importar la trayectoria en los grupos a los cuales pertenezcan o frente a la sociedad. Con esto quiero significar que hasta a las personas en conflicto con la ley se debe garantizar sus DDHH. Algunos DDHH les pueden ser suspendidos temporalmente por haber violado la ley (por ejemplo, la libertad y el derecho al libre tránsito). Sin embargo, pagada la deuda pendiente con la sociedad, se les deben restituir sus derechos.
El Estado, a través de sus representantes (los funcionarios y todos los empleados de menor jerarquía) es el responsable de garantizar los DDHH a todos los ciudadanos, incluso frente a los abusos y atropellos por parte de un tercero que sufra determinada persona. Para ello, positiviza y convierte en ley los DDHH (en nuestra Constitución, derechos fundamentales, a partir del artículo 37).
Finalmente, permítame, amigo lector, apelar a una de las frases del lapidario discurso del pastor y activista estadounidense Martin Luther King, una de las figuras emblemáticas de la defensa a los DDHH a través de la historia: Él dijo: “Yo tengo un sueño”. Y yo agrego: Mi sueño consiste en que en las escuelas y las universidades de República Dominicana se declare de alta prioridad la enseñanza de los Derechos Humanos. Es la mejor estrategia para conducirnos hacia la verdadera libertad. De lo contrario, esta seguirá siendo pura ficción.
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