Por: Teresa Nauber
Hay muchas parejas que lo tienen fácil: dejan de cuidarse y de inmediato la mujer queda embarazada. Sin embargo, para muchas otras, concretar el deseo de tener un hijo puede llevar mucho tiempo.
Los especialistas afirman que las parejas deberían darse un año de tiempo en la búsqueda de un hijo. Y aunque suene banal, es importante, durante ese periodo, tener la mayor cantidad posible de sexo. Lo decisivo es el momento de la ovulación. Cuándo se produce depende de la duración del ciclo. En promedio suele durar unos 28 días.
Si es este el caso, eso significa que a partir del día 10 después del primer sangrado de la menstruación, la pareja debe tener sexo más o menos cada dos días. La ovulación se produce en algún momento alrededor del día 14. A partir de ese momento el óvulo puede ser fecundado en 36 a 72 horas.
Hay otro aspecto que la mayoría de las parejas apenas tiene en cuenta: su estilo de vida. Si se busca un embarazo, hay que alimentarse sanamente, hacer deportes al aire libre y mantener un peso saludable. Es decir, el índice de masa corporal debe estar entre 19 y 25. El vasito de vino de todas las noches no ayuda demasiado a la fertilidad. Tampoco fumar. Esto último rige para los dos integrantes de la pareja.
Si la cosa no funciona en el periodo de un año, conviene acordar una visita al ginecólogo, quien averiguará si la mujer tuvo enfermedades previas o fue operada. Además, evaluará el estado hormonal. También puede comprobar a través de una ecografía si y cuándo se produce la ovulación. Para ello, la mujer debe ir unas tres veces al ginecólogo durante su ciclo.
En paralelo, el hombre puede someterse a un espermograma. Mediante éste el médico puede verificar cuántos espermatozides se contabilizan en cada eyaculación y con qué rapidez se mueven. Dependiendo de estos resultados, la pareja puede decidirse por un tratamiento de fertilidad.
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Algunas veces, cuando el hijo no llega, esto puede suponer una gran crisis para la pareja. Si se nota que el deseo de un hijo empieza a perjudicar la vida cotidiana, lo mejor es buscar ayuda. Un ejemplo de esto es cuando la pareja ya solo habla sobre el hijo que no llega, ya no disfruta del sexo o se aleja de amigos que han tenido hijos.
Cuando la pareja asiste a un psicólogo, lo primero que se habla es si se van a someter a un tratamiento de fertilidad o no. Algunas parejas prefieren adoptar, por ejemplo. Otras deciden seguir adelante sin hijos.
En cuanto a los tratamientos, hay varias opciones, desde la inseminación artificial hasta la fecundación in vitro. Sea cual sea el tratamiento que se elija, lo mejor es siempre contar con asesoramiento psicológico, ya que estos tratamientos suelen ser un sube y baja emocional que puede ser muy estresante.
Las posibilidades de quedar embarazada a través de una fertilización asistida son de alrededor del 30 por ciento en mujeres de menos de 35 años. A mayor edad, menores las posibilidades, ya que hay límites biológicos que no puede sortear completamente la medicina.