La Escuela Económica

De la que se libró por tener su empleado formalizado

jueves 7 julio , 2022

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Esteban Delgado | Foto: Kelvin de La Cruz

La formalización de los empleados en el sistema dominicano de seguridad social es de una extraordinaria importancia con beneficio, directo o indirecto, de doble vía, es decir, para el empelado como para el empleado.

En el caso de los trabajadores formales, la ventaja es que tiene protección social para ellos y sus familiares cercanos (cónyuge formal o informal e hijos menores de edad), pero además está la protección de riesgo laboral, que ofrece garantías para el empelado que sufre algún accidente o enfermedad relacionada con el trabajo o para su familia si es que muere en esas circunstancias.

La protección, tanto en atenciones médicas como de una eventual pensión para un trabajador formal afectado en actividad laboral es adicional a lo que cubre el seguro familiar de salud en el plan básico a través de la administradora de riesgos de salud (ARS) y a lo que acumula en la administradora de fondos de pensiones (AFP) para su retiro.

Por ejemplo, si un trabajador tiene un accidente laboral, no solo en su centro de trabajo, sino, además, en el camino de su trabajo a su casa o de su casa al trabajo, recibe una cobertura médica y gastos de atención más amplia y en forma distinta a lo que le corresponde por su seguro regular en la ARS.

Pero además, si el trabajador muere en esas mismas circunstancias, entonces su familia recibe una pensión, a través de la Administradora de Riesgos Laborales (ARL), que es aparte del ahorro acumulado en la AFP, monto que también es entregado a sus dependientes en forma adicional.

Pero también está el alivio y beneficio para el propio empleador, que se libera de toda clase de costos y de riesgos de demanda siempre que haya mantenido el pago puntual de la seguridad social de su empleado.

Recuerdo el caso de un micro o pequeño empresario en Puerto Plata. Él tiene un negocio de servicios de grúa en la zona del Cibao y contaba con tres empelados que conducían igual cantidad de camiones remolcadores. En una ocasión, lamentablemente, uno de los empleados sufrió un choque mientras conducía uno de los camiones grúas para hacer un servicio. Murió en el acto.

De inmediato la familia del fallecido expresó su queja y dijo que el pequeño empresario y empleador debía resarcirles por la muerte durante su labor. El empleador se apresuró a verificar si lo tenía registrado en la seguridad social de manera formal y así era. Lo que pasa es que de los tres empleados había dos formalizados y uno informal.

Por suerte, el que falleció era de los formalizados, por lo que hizo la gestión correspondiente ante la ARL y con la asesoría adecuada diligenciaron la pensión para la familia del fallecido, porque se trató de muerte durante un accidente de trabajo.

Solo hay que preguntarse qué había pasado con la familia de chofer muerto y con el propio empleador, si no lo hubiera tenido debidamente registrado en la seguridad social con el pago al día de sus cotizaciones. Seguro que una demanda laboral lo habría llevado a la quiebra.

La experiencia, positiva en este caso, aunque lamentable por la pérdida de una vida, motivó al joven empresario a registrar formalmente al tercer empleado que aún estaba en informalidad.

Ese es solo un ejemplo de lo valioso que resulta para ambas partes (empleado y empleador) mantener la formalidad laboral, aun cuando el salario “reportado” sea menor al real, con el fin de evitar el pago de una cotización mayor, un método de elusión muy usado en el país.

La formalidad laboral no es solo un seguro médico, es algo que va más allá y sobre lo que hacemos más conciencia cuando se trata de un accidente o muerte durante la actividad laboral o en el camino desde su casa o hacia su casa antes y después de la jornada, pues también se califica como parte de la labor.

Como vemos, aun con sus deficiencias, el sistema dominicano de seguridad social contiene un amplio cambio de protección. Es solo que tanto empleadores como empleados deben procurar la información adecuada y aprovechar esas facilidades.

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Esteban Delgado

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