Por David Villafranca
Como los superhéroes que siempre regresan en el último minuto para derrotar a los villanos, Stephen Curry y Klay Thompson, los 'Splash Brothers', han vuelto a acaparar los focos de la NBA esta temporada e intentarán llevar a los Golden State Warriors a su cuarto anillo en los últimos ocho años.
En sus sextas Finales desde 2015 (solo se ausentaron en 2020 y 2021 y solo perdieron las de 2016 y 2019), Curry y Thompson se medirán a los Boston Celtics tras una imponente resurrección: no jugaron los playoffs en las dos últimas temporadas y en su vuelta en las eliminatorias ya se han plantado en las Finales.
Quizá la pandemia y la "burbuja" de 2020 distorsionen el recuerdo, pero parece que la gran época de estos Warriors sucedió hace mucho más tiempo del que realmente es.
Cinco Finales consecutivas jugó el equipo de Steve Kerr, que en las de 2019 no solo cayeron ante los Toronto Raptors sino que parecieron poner punto final a su dinastía.
Contra los Raptors se rompió el tendón de Aquiles Kevin Durant, que ese verano fichó por los Brooklyn Nets; y en esas Finales Thompson empezó su calvario de lesiones con una rotura del ligamento cruzado anterior.
La sensación de cambio de ciclo se acentuó en el quinto partido de la temporada 2019-2020 cuando Curry se rompió la mano izquierda por lo que los Warriors jugaron el resto del curso sin sus dos grandes estrellas hasta acabar últimos del Oeste.
EL RESURGIMIENTO
Las cosas empezaron a mejorar un poco la pasada temporada gracias a un Curry que volvió de su lesión a un nivel impresionante, que logró 32 puntos de media por partido durante la temporada regular y que terminó tercero en la votación para el MVP.
Sin embargo, Thompson no levantaba cabeza y se rompió el tendón de Aquiles.
La aventura de Curry sin el otro componente de los 'Splash Brothers' acabó en el 'play-in', donde fueron eliminados por Los Angeles Lakers y los Memphis Grizzlies.
En cualquier caso, en la Bahía de San Francisco ya se veían los brotes verdes con el paso al frente de jugadores como Andrew Wiggins o Jordan Poole.
Esos dos años de travesía en el desierto acabaron por fin este curso con un Curry de nuevo excelente y que se convirtió en el primer jugador en la historia de la NBA en meter más de 3.000 triples. Además, el base se proclamó MVP del All-Star con una descomunal exhibición desde el perímetro: 16 triples para 50 puntos en total.
Aun así, gran parte de la atención de los Warriors en esta temporada estaba puesta en ver cómo regresaba Thompson a las canchas tras sus dos gravísimas lesiones.
941 días después de su último partido, el escolta volvió a jugar el pasado 9 de enero en uno de los momentos más emotivos y memorables de este curso en la NBA.
"El recibimiento de los fans ha sido un momento muy especial que nunca olvidaré. Nunca olvidaré esta noche", dijo Thompson entonces.
"Ha merecido la pena cada día que estuve fuera, cada día que estuve en los aparatos de gimnasio, cada día de recuperación. Cada momento mereció la pena por esto. Simplemente, estoy muy agradecido de competir de nuevo. Ha sido un largo camino, pero también estoy orgulloso de mí por perseverar", añadió.
Con unas estadísticas de puntos y porcentaje de tiro solo ligeramente inferiores a las de antes de sus lesiones, Thompson ha brillado en la ofensiva de los Warriors con 20,4 puntos, 3,9 rebotes y 2,8 asistencias de media por encuentro durante la temporada regular.
Por su parte, Curry promedió 25,5 puntos, 5,2 rebotes y 6,3 asistencias.
De vuelta una vez más en las Finales, y sin olvidar a Draymond Green como puntal en la pista y a Steve Kerr a la batuta en el banquillo, los fans de los Warriors sueñan con un nuevo anillo y saben que de nuevo con los 'Splash Brothers' al frente cualquier cosa es posible.