"Si no luchas, al menos ten la decencia de respetar a quienes sí lo hacen", José Martí.
Traigo a colación esta frase de antología del gran pensador, filósofo, escritor y poeta cubano José Martí, a propósito de las críticas que recibo de algunos personajes y/o sectores cada vez que trato de poner de manifiesto las precarias condiciones en que "viven" nuestros atletas.
Es harto conocido que esta penosa realidad se destacan en grado superlativo cada vez que participan en eventos internacionales, como es el caso de los recién celebrados Juegos Panamericanos de Lima, Perú.
Muchos de los que critican que uno asuma este tipo de cruzadas se valen del manido argumento de que uno busca notoriedad o "sonido" con este tipo de denuncias y nos acusan de abrazar un discurso "populista" con tal de ganar adeptos o seguidores.
Entiendo que este tipo de críticas persiguen el objetivo de que uno se haga cómplice, con el silencio, de los abusos e injusticias que se cometen contra nuestros deportistas.
Les advierto a estos francotiradores que no nos van a callar bajo ninguna circunstancias y que siempre nos tendrán de frente cuando de luchar por las reivindicaciones de nuestros atletas se refiere.
Recuerdo las cruzadas que asumimos, junto a un grupo de colegas, en favor de la gimnasta Yamilet Peña, de Luisito Pie, de Audrys Nin Reyes, entre otros atletas de primer nivel, con el único interés de que mejoren sus condiciones de vida.
En cada una de estas cruzadas, las críticas no se han hecho esperar. No obstante, asumimos el riesgo que esto conlleva en toda la extensión de la palabra.
Es muy triste cuando uno tiene que contemplar la triste y desoladora realidad por la cual atraviesan nuestros atletas, quienes diariamente pasan penurias junto a sus familiares para tratar de llevar una vida digna.
Muchos de ellos me han confesado que en ocasiones no tienen para pagar pasajes y que no pueden responder mínimanente a las necesidades básicas de alimentación de sus familias y se sienten impotentes al no poder suplir las notables carencias por las cuales atraviesan.
Confieso que la rabia e impotencia que siento cuando algunos personajes tratan de desacreditarnos, por momentos nos dan el deseo de no seguir luchando, pero, me animo y motivo a seguir adelante cada vez que pienso que los más perjudicados serán precisamente nuestros deportistas.
Estamos y siempre estaremos dispuestos a pagar el precio por asumir la defensa de nuestros atletas.
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