A un día de la disolución del Congreso decretada por el presidente Martín Vizcarra, Perú pasó una jornada tranquila y espectante, marcada por un silencio absoluto por parte del Ejecutivo y por una creciente sensación de tristeza entre los opositores.
Se trató también de día de análisis políticos y legales que constataron que la medida tomada por el Ejecutivo está abierta a numerosas interpretaciones sobre su constitucionalidad, y que por tanto debería ser revisada por el Tribunal Constitucional.
Del mismo modo, las medidas tomadas por la facción de legisladores opositores que se negó a aceptar la disolución de la cámara y la convocatoria de elecciones parlamentarias que hizo el Gobierno, también estarían en una zona gris que requiere interpretación.
Y sin embargo, todavía nadie solicitó formalmente una revisión al alto tribunal en este sentido.
Los ciudadanos pasaron un día sin incidentes graves – a un diputado fujimorista alguien le arrojó un cono de plástico -, con mucha presencia policial en los alrededores del Palacio Legislativo pero poca tensión en el resto de la capital, donde las actividades siguieron su ritmo cotidiano.
¿Qué hizo el Gobierno?
El presidente Martín Vizcarra estuvo toda la jornada en el Palacio de Gobierno en el centro de Lima, reunido con su nuevo primer ministro, Vicente Zeballos, enfrascado en la conformación de un nuevo Ejecutivo.
No hubo declaraciones públicas ni nuevas referencias a la disolución de la cámara y solo se filtraron imágenes de ministros y exministros entrando y saliendo del Palacio.
Así, se pudo ver al ex primer ministro de Ollanta Humala, Pedro Cateriano, así como al exministro de Economía de Alan García Luis Carranza, que inmediatamente entraron en las apuestas como posibles nuevos miembros del gabinete.
También se supo que todos los ministros, al igual que hizo el ex primer ministro Salvador del Solar en la tarde de ayer, presentaron formalmente su dimisión, que fue aceptada para algunos y no para otros.
Sin embargo, la nómina definitiva del que será el equipo de Gobierno dirigido por Zeballos no se conoció.
De forma paralela, numerosos gobernadores y regidores del interior del Perú fueron expresando su respaldo a la posición adoptada por el mandatario de disolver el Congreso.
¿Qué hizo la oposicion?
El ambiente combativo con el que terminaron anoche la jornada los legisladores opositores – fujimoristas y también de otros partidos de derecha y extrema derecha – se fue diluyendo durante este martes y cargando de tristeza ante las escasas opciones que les van quedando.
No han recibido mayor apoyo que el de la patronal peruana (Confiep), y los esfuerzos para despertar alguna simpatía internacional de momento han sido nulos.
Un férreo despliegue policial bloqueó durante el día los accesos al Palacio Legislativo, al que solo pudieron acceder los diputados que forman la comisión permanente del Congreso, que no fue disuelta, y los funcionarios administrativos del organismo.
Dentro solo actuaron los más combativos, entre ellos el presidente del Congreso, Pedro Olaechea, o la fujimorista Rosa Bartra.
Recluidos en el edificio no cejaron en su empeño en denunciar la disolución del Congreso como un golpe de Estado y a Vizcarra como un dictador, al que llegaron incluso a acusar de haber enviado manifestantes para acosarlos y de estar dando pie a un régimen de "comunismo chavista".
Olaechea participó en una reunión con la prensa extrajera acreditada en Lima y allí repitió esas ideas.
También expresó su negativa a participar en la Comisión Permanente, que no fue disuelta, si bien después convocó a una sesión el miércoles "para encontrar soluciones democráticas ante la crisis de poderes".
La gran ausente de la jornada fue la vicepresidenta Mercedes Aráoz, que anoche juramentó el cargo como "presidenta interina".
No apareció durante toda la jornada y se limitó a dar entrevistas desde su casa a medios extranjeros, visiblemente nerviosa y definiéndose como "vicepresidenta al cargo de Perú".
Precisamente, Aráoz fue denunciada este martes ante la Fiscalía por el delito de usurpación de funciones junto con Olaechea y la portavoz fujimorista Milagros Salazar por las acciones que tomaron para enfrentar "ilegalmente" la disolución de la cámara.