"Hace poco pedí un alto el fuego inmediato a escala global para centrarnos en nuestra lucha común para combatir la pandemia… Pero la violencia no se limita al campo de batalla… Así que hoy hago un nuevo llamamiento a la paz en los hogares de todo el mundo". Así se expresó el pasado 5 de abril el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, ante lo que consideró "… un estremecedor repunte global de la violencia doméstica…" Este incremento tiene lugar durante las últimas semanas a consecuencia de los confinamientos para reducir los contagios por el Covid-19.
De acuerdo con Guterres, en algunos países se ha duplicado el número de mujeres que llaman a los servicios de asistencia. En el caso de América Latina, sabemos, por ejemplo, que las autoridades de México han reportado un aumento del 7.2 % de los detenidos por violencia intrafamiliar durante la cuarentena y Colombia recibió un 91 % más de llamadas que hace un año a la línea que sirve para auxiliar a mujeres víctimas de violencia de género. Chile y Argentina también se encuentran entre los países del área donde se ha registrado un incremento preocupante de estos casos.
La ONU ha instado a todos los países a incluir la prevención y la reparación de casos de violencia contra las mujeres como parte vital de los planes nacionales en su respuesta a la pandemia del Covid-19. Asegura que las medidas de confinamiento contrastan con la realidad de muchas mujeres para las cuales el propio hogar no es un lugar seguro y el hecho de quedarse en casa equivale a permanecer por más tiempo a merced de sus agresores.
Eso supone crear sistemas de alerta de emergencia en farmacias y supermercados, y declarar los centros de acogida como servicios esenciales, entre otras medidas.
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En lo que respecta a República Dominicana, de acuerdo con las autoridades, en la línea de auxilio Mujer *212 y el Sistema 911, se han recibido un promedio de 21.7 llamadas por día, para un total de 348 llamadas de emergencia hasta el pasado 3 de abril. Sin embargo, estos organismos no establecen la comparación de estas cifras con relación a las anteriores.
Por su parte, el departamento de Salud Mental del Ministerio de Salud Pública, dirigido por el Dr. Ángel Almánzar, cuenta con más de 400 psicólogos y alrededor de 60 psiquiatras que brindan asistencia en materia de ansiedad, miedo, angustia, insomnio y otros a la población dominicana, y esto incluye a las víctimas de violencia doméstica.
Al factor de riesgo que implica la relación de dominio-sumisión entre el hombre y la mujer, hay que sumar el estrés en la familia y la disminución del apoyo social a las víctimas debido a las medidas de distanciamiento social para detener la cadena de contagio del Covid-19.
Tomando en cuenta que la violencia doméstica no solo abarca la agresión en la pareja, sino también los abusos de que son objeto los hijos y otros miembros de la familia, y que la mayor parte de las denuncias no incluyen la violencia psicológica, cabría concluir que del Covid-19 no solo heredaremos mucho luto y una profunda recesión económica, sino también más familias disfuncionales y una población con grandes desafíos en términos de salud mental.