La pandemia del COVID-19 ha forzado la reducción en un 20 % de los servidos de salud y sociales prestados habitualmente a madres, recién nacidos, niños y adolescentes a nivel mundial, según un estudio independiente encargado por Naciones Unidas. Una deficiencia que se traduce en pérdidas de vidas.
"Los sistemas de salud, tanto en los países pobres como ricos, están luchando masivamente, y los servicios para las madres, los recién nacidos, los niños y los adolescentes se están desmoronando", advirtió este lunes Elizabeth Mason, copresidenta de un equipo para el estudio del impacto del COVID-19 en estos grupos y que fue encargado por el secretario general de la ONU, António Guterres.
Mason subraya, asimismo, que una de las mayores preocupaciones del panel de expertos que ha elaborado el texto es la dificultad de acceder a vacunas que pueden salvar vidas debido a los cierres de programas o restricciones de movimientos.
Según el informe, hasta 80 millones de niños menores de un año podrían verse afectados por la suspensión de los servicios de vacunación en 65 países, lo que podría aumentar la posibilidad de brotes de enfermedades y provocar un aumento de la mortalidad.
Recuerdan que más de 20 países han indicado ya que tienen carencia de vacunas por culpa de la pandemia.
Además, advierten de que los cortes o interrupciones en estos servicios, sumado a un menor acceso a la comida, podrían causar entre 12.200 y 56.700 muertes de madres en seis meses, lo que supondría un aumento del índice de mortalidad de entre un 8,3 y un 38,6 por ciento.
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También destacan que una reducción del 10 % del servicio de cobertura esencial para embarazadas y recién nacidos podría aumentar en casi 2.6 millones el número de complicaciones graves en recién nacidos y causar la muerte a 168.000 bebés.
Por otro lado, según sus cálculos, la irrupción de la cadena de suministro de anticonceptivos podría desembocar en 15 millones de embarazos no deseados en países de ingresos bajos y medios.
Estos problemas se agregan a otros como el aumento de la ansiedad, depresión e inseguridad que sufren muchas mujeres o la pobreza extrema, a la que se pueden ver abocados entre 42 y 66 millones de niños debido al COVID-19, que ya ha causado que 370 millones de escolares no tengan acceso a la comida ofrecida en las escuelas.
El informe también destaca el aumento de la violencia contra mujer, contra lo que la ONU ha advertido en numerosas ocasiones desde el estallido de la pandemia, y asegura que hay 15 millones de actos de violencia machista adicionales por cada tres meses de aislamiento por el coronavirus.
"Estos resultados muestran lo débiles que son nuestros sistemas de salud a la hora de proteger a las madres, los recién nacidos, los niños y los adolescentes", aseguró la codirectora del panel Joy Phumaphi, exvicedirectora general de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Para Phumaphi, el COVID-19 "ha interrumpido el progreso constante y ha llevado al aumento de la pobreza y el desempleo. Los primeros datos muestran que las mujeres experimentan no solo la pérdida de diversas categorías de apoyo y redes de seguridad social, sino también la incapacidad de acceder a un mayor apoyo, en comparación con los hombres".