Corea del Sur ha invitado al Norte a una ceremonia para conmemorar el aniversario de la primera cumbre que celebraron sus actuales líderes el año pasado, aunque no ha recibido respuesta en un momento marcado por las dudas en torno al diálogo con Pionyang.
Seúl invitó hoy lunes oficialmente a funcionarios norcoreanos a participar en el evento, que se celebrará en la frontera – donde tuvo lugar la cumbre el año pasado – y contará con la participación de artistas musicales surcoreanos, chinos, japoneses y estadounidenses, según informó el Ministerio de Unificación surcoreano.
El presidente surcoreano, Moon Jae-in, y el líder norcoreano, Kim Jong-un, se reunieron por primera vez el 27 de abril del año pasado en la aldea de Panmunjom, en la militarizada frontera que divide las dos Coreas.
El encuentro, que supuso la primera cumbre intercoreana en 11 años, resultó clave para el proceso de acercamiento entre Pionyang y la comunidad internacional y en el diálogo sobre desnuclearización entre el régimen y EE.UU.
A esta cumbre le siguieron otras dos entre Moon y Kim en mayo y septiembre en Panmunjom y Pionyang, respectivamente.
No obstante, el fracaso de la reciente cumbre de Hanói entre Kim y el presidente de EE.UU., Donald Trump, ha contribuido a enfriar a su vez los lazos intercoreanos, con Pionyang tratando de presionar a Seúl para que interceda ante Washington.
Tras la falta de acuerdo en Hanói, el régimen quiere que el Gobierno Trump rebaje sus exigencias de cara a poder negociar un desarme gradual que ayude a relajar cuanto antes las sanciones que pesan sobre el país y que estrangulan cada vez más su economía.
El Ministerio de Unificación sureño transmitió hoy su invitación a través de la oficina de enlace que ambas Coreas comparten desde septiembre en la ciudad norcoreana fronteriza de Kaesong.
Desde la cumbre de Hanói, a final de febrero, la tibieza de Pionyang ha quedado muy patente en esta oficina precisamente.
Los altos funcionarios norcoreanos no han acudido a ninguna de las reuniones semanales de los viernes desde que se celebró la cumbre y Pionyang llegó a retirar a todo su personal de la oficina antes de restituirlo progresivamente.