Cada cierto tiempo los profesionales de la salud mental se enfrentan con situaciones en la que tienen que emplear técnicas físicas de contención para inmovilizar a un paciente que está agresivo o alterado.
Por ejemplo, se puede usar el jiu jitsu, un arte marcial japonés en la que se usa la fuerza del otro en su contra.
De acuerdo con el neuropsicofarmacológico Héctor Guerrero Heredia, también se utiliza la técnica de restricción donde participan cinco personas: cuatro para que sostengan las extremidades y otra el tórax.
Pero antes de que esto suceda, no se confronta, hay que calmarlo un poco sin subir el tono de voz y decirle cosas como: qué vamos hacer, qué tú quieres, que tú deseas, qué va a pasar, a dónde vamos, dime tú, tú mandas, tú eres el que sabe.
Una vez que está más “tranquilo” se puede abordar de forma directa dando órdenes pero sin variar el nivel de la voz. Y después hacer la maniobra.
El profesional de la salud mental indicó que las personas que participen en la contención deben concentrarse solo en la extremidad que están sosteniendo. Si es el brazo, lo primero que deben hacer es agarrar las articulaciones del codo y la muñeca.
Si están sujetando la extremidad inferior, lo primero es sostener la articulación de la rodilla y después la del tobillo. Quien esté sosteniendo el tórax, debe poner una de sus manos en el pecho y la otra en la frente, para evitar que el paciente muerda.
Guerrero Heredia informó durante su intervención en La Receta Médica que lo que procede en este momento es colocarle en un hombro una inyección. Aclaró que ya no se usan las camisas de fuerza.
Algunos de los medicamentos que se usan son la benzodiazepina, el haloperidol, diazepam y la difenhidramina para evitar los efectos extrapiramidales.
Los síntomas extrapiramidales son aquellos efectos o síntomas secundarios producidos por los medicamentos que pueden provocar movimientos y problemas del control muscular, según una publicación de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos.
Luego, la persona es llevada a una habitación acolchada para evitar que se lesione a sí misma.
El psiquiatra aclaró que “ira no es locura. Por lo que cuando un iracundo ve que hay más poder que él, se tranquiliza, es decir, que cuando uno de sus pacientes ve que cinco personas lo van abordar, se relaja más y sede.
Añadió que esta técnica se usa en esquizofrénico, bipolares en fase maníaca, pero los que más trabajo dan son los intoxicados por cocaína.