China suspendió hoy de forma indefinida su mecanismo de Diálogo Económico Estratégico con Australia, país al que acusa de "mantener una mentalidad de Guerra Fría", lo que lleva las relaciones entre ambos a su peor nivel en décadas.
Tras meses de roces diplomáticos, el máximo órgano de planificación económica de China, la Comisión Nacional de Reforma y Desarrollo (CNRD), anunció este jueves la suspensión de este marco de cooperación "dada la actitud de algunos funcionarios australianos" a los que acusa de boicotear los lazos bilaterales.
"Han lanzado una serie de medidas para alterar los intercambios y la cooperación entre China y Australia salidas de una mentalidad de Guerra Fría y de la discriminación ideológica", acusó hoy la CNRD en un comunicado.
Por su parte, el Gobierno australiano expresó su "decepción" por la decisión de suspender el mecanismo -que servía para potenciar las relaciones económicas y la inversión entre ambos-, aunque en palabras de su ministro de Comercio, Dan Tehan, el país oceánico sigue "abierto al diálogo".
"El Diálogo Económico Estratégico, que se celebró por última vez en 2017, es un foro importante para que Australia y China trabajen en cuestiones que incumben a nuestra asociación económica. Seguimos abiertos al diálogo y a participar a nivel ministerial", afirmó.
RELACIONES BAJO MÍNIMOS
La suspensión del mecanismo evidencia el mal momento que atraviesan las relaciones entre ambos países y la asertividad de China, que el pasado 28 de marzo ya impuso aranceles muy altos al vino australiano y otras medidas contra las exportaciones de ese país pese a contar con un tratado de libre comercio en vigor desde 2015.
China alegó competencia desleal y venta a pérdida en una decisión tomada después que la nación oceánica pidiera el año pasado una investigación sobre el origen de la covid que indignó a Pekín.
Australia también ha aprobado en los últimos años leyes para bloquear presuntas "injerencias del extranjero", sin citar directamente a China, pero sobre la que recaen sospechas de ataques informáticos contra universidades y entes gubernamentales.
Asimismo, ha escocido en Pekín que Camberra aplaudiera las recientes sanciones de la Unión Europea, Estados Unidos, Canadá y Reino Unido a cuenta de las supuestas violaciones de los derechos humanos en la región noroccidental china de Xinjiang, algo que China considera una grave intromisión en sus asuntos internos.
"La de hoy es una respuesta legítima y necesaria por las restricciones impuestas a proyectos de cooperación bilaterales. Australia tiene que asumir sus responsabilidades", defendió hoy el portavoz de Exteriores chino Wang Wenbin en la rueda de prensa diaria del departamento.
VETO A PROYECTOS CHINOS
Si bien en 2017 los dos países firmaron un acuerdo de cooperación bajo el paraguas de las Nuevas Rutas de la Seda -el megaproyecto de infraestructuras con el que Pekín pretende generar una red comercial internacional y extender su influencia-, las relaciones comenzaron a zozobrar entre acusaciones mutuas de espionaje, una creciente rivalidad regional o las tensiones en el mar de China Meridional.
La decisión de Camberra de excluir en 2018 a la empresa china de telecomunicaciones Huawei de su red de 5G marcó un punto de inflexión en los lazos, aunque la gota que colmó el vaso fue la decisión del Gobierno australiano de vetar, el pasado abril, dos acuerdos entre China y la región australiana de Victoria vinculados a la citada iniciativa china.
Para ello, Australia se amparó en una ley aprobada en 2020 por el Parlamento con el objetivo de "proteger los intereses nacionales".
Asimismo, la decisión de hoy llega tres días después de conocerse que Camberra analiza si la licitación por 99 años del Puerto de Darwin a una empresa de capitales chinos pone o no en peligro su seguridad nacional.
"La medida anunciada hoy debe entenderse como una advertencia clara. China empleará todas las herramientas que considere necesarias para defenderse. Y tomará más si Australia continúa con su agenda anti-China", indicó al diario oficial Global Times el analista Zhou Fangyin.
El experto advirtió de que el primer ministro australiano, Scott Morrison, debe "respetar las líneas rojas de China" y "abandonar la fantasía de que el país asiático va a pasar por alto todas estas provocaciones".
Además, agregó que "Australia no tiene ahora mismo la actitud adecuada para poder mantener un diálogo" y que "la ruptura de los acuerdos de Victoria demuestran que el país puede cancelar cualquier contrato firmado con China en cualquier momento y bajo cualquier pretexto".
Del otro lado, el analista Jeffrey Wilson, del Centro USAsia, dijo hoy a la cadena australiana ABC que la suspensión "es un acto de puro simbolismo" que tendrá "cero efecto significativo" dado que la última vez que se produjo un diálogo estratégico bilateral fue en 2017 y que, además, Pekín ya había dejado de interactuar con funcionarios australianos en abril de 2020.