Ingenieros chinos están trabajando en el desarrollo de los motores que se usarán en las próximas misiones espaciales del país: una nueva sonda lunar y su primera misión a Marte.
El presidente de la Academia de Tecnología de Propulsión Aerospacial de China, Liu Zhirang, indicó que los técnicos chinos están probando nuevas tecnologías de propulsión dadas las características de las nuevas misiones, en las que se prevé traer a la Tierra muestras lunares y alcanzar el planeta rojo.
"Nuestras sondas (lunares) anteriores se quedaron en la Luna durante toda su vida útil, así que el objetivo de sus motores era sencillo: llevar a cabo un descenso lento y controlado", explicó Liu, citado por el diario estatal China Daily.
Sin embargo, la Chang’e 5 (sucesora de la actual misión Chang’e 4, desde el 3 de enero en la cara oculta de la Luna por primera vez en la historia) tendrá que devolver a la órbita lunar a la citada sonda, por lo que necesitará de motores de ascensión.
Según Liu, se trata de un desafío, porque estos motores habrán de resistir las extremas temperaturas del único satélite terrestre así como el engorroso polvo lunar.
"El control de temperatura será el factor más importante para determinar si los motores funcionan bien", apuntó el experto, quien agregó que éstos deberán ser no solo resistentes, sino ligeros y lo más pequeños posible.
Esta misión, con la que China espera convertirse en el tercer país de la Tierra -tras EE. UU. y Rusia- en traer de vuelta muestras lunares, está prevista para finales de 2019.
En cuanto a la misión a Marte, cuya fecha se ha estimado en 2020, Liu apuntó que los motores deberán ser aún más compactos que los destinados a las misiones a la Luna, dadas las peculiaridades de la atmósfera marciana, y dotados de mayor autonomía, ya que la distancia a la Tierra puede que retrase las señales desde los centros de control.