Estados Unidos

Cerrando puertas al talento global en EE. UU.

viernes 30 mayo , 2025

Creado por:

Néstor Saldívar | Foto: Fuente externa

Recientemente, se anunció la suspensión temporal de las entrevistas consulares para las visas de estudiantes F-1, J-1 y M-1, en el marco de una revisión general de procesos y medidas de seguridad. Paralelamente, se informó que Harvard University perdió su certificación en el Programa de Estudiantes y Visitantes de Intercambio (SEVP), quedando inhabilitada para recibir nuevos estudiantes internacionales. Estas decisiones han generado inquietud en el ámbito académico y migratorio, abriendo un espacio importante para la reflexión.

Estados Unidos ha sido, por décadas, uno de los destinos académicos más importantes del mundo. Su sistema de educación superior ha atraído a millones de estudiantes internacionales gracias a la calidad de sus programas, su infraestructura de investigación y el prestigio de sus instituciones. Estos estudiantes han sido una fuente relevante de diversidad, intercambio cultural, innovación científica y, sin duda, una contribución significativa a la economía nacional.

Como exestudiante internacional bajo visa F-1 y actual residente permanente junto a mi familia, conozco de primera mano lo que implica esta experiencia. Venir a Estados Unidos a estudiar es una decisión de vida. Representa una inversión económica considerable, un compromiso académico riguroso y la necesidad de adaptarse a un entorno legal y cultural exigente. Las condiciones para laborar son limitadas: solo se permite trabajo de medio tiempo en el campus universitario y, en el mejor de los casos, se puede optar por un año de práctica profesional tras graduarse, o hasta tres años en carreras STEM. Es un camino desafiante, pero lleno de posibilidades.

Mi historia no es única. Cada año, más de un millón de estudiantes internacionales ingresan a EE. UU. con aspiraciones similares. Muchos llegan con títulos universitarios previos desde sus países, dispuestos a mejorar su inglés, cursar estudios de posgrado o desarrollar proyectos de investigación. Su presencia fortalece las aulas y las comunidades académicas del país.

El impacto económico también es notable. Según cifras de NAFSA, durante el año académico 2022–2023 los estudiantes internacionales generaron más de $40 mil millones de dólares en beneficios económicos para Estados Unidos y ayudaron a sostener más de 368,000 empleos. Este aporte se distribuye en matrícula, alojamiento, transporte, alimentación y servicios diversos. Su presencia dinamiza economías locales y fortalece instituciones educativas que dependen, en parte, de este segmento de su población estudiantil.

En ese contexto, decisiones que alteran de forma significativa el flujo de estudiantes internacionales generan preocupación. No por falta de comprensión de las necesidades de seguridad nacional o del derecho legítimo del país a revisar y ajustar sus procesos, sino porque cualquier cambio que afecte al sistema de educación internacional requiere ser evaluado con una visión de largo plazo y con consideración del impacto acumulado en todos los sectores involucrados.

En el caso específico de Harvard, cuya certificación SEVP fue suspendida, el 27% de su matrícula proviene del extranjero. Si bien toda institución está sujeta a regulaciones y supervisión y corresponde a las autoridades hacer cumplir los estándares requeridos, también es importante asegurar que las decisiones que afectan a estudiantes internacionales se tomen considerando no solo las normativas internas, sino también las implicaciones diplomáticas, sociales y humanas que pueden conllevar.

Hoy, como consultor migratorio y ciudadano comprometido con el bienestar de quienes vienen a este país a estudiar y progresar, reafirmo mi convicción: los estudiantes internacionales son una fuente de enriquecimiento para la nación. Estados Unidos ha brillado precisamente por su capacidad de atraer talento de todo el mundo, integrarlo, formarlo y permitir que contribuya al desarrollo colectivo.

Fortalecer ese modelo, adaptándolo a las nuevas realidades y cuidando los estándares de seguridad, es posible sin cerrar las puertas a quienes han visto en este país una oportunidad de superación. La educación internacional es una de las formas más potentes de diplomacia, colaboración y progreso que existen. Protegerla y fomentarla, con equilibrio y responsabilidad, es una inversión en el presente y el futuro.

Z Digital no se hace responsable ni se identifica con las opiniones que sus colaboradores expresan a través de los trabajos y artículos publicados. Reservados todos los derechos. Prohibida la reproducción total o parcial de cualquier información gráfica, audiovisual o escrita por cualquier medio sin que se otorguen los créditos correspondientes a Z Digital como fuente.

Néstor Saldívar

Posee una maestría en Ciencias de la Educación, con enfoque en Planificación Educativa. Es licenciado en Derecho y comunicador.

LO MÁS LEÍDO