La ministra de Exteriores de Canadá, Chrystia Freeland, aseguró hoy que su país es "optimista" sobre el "progreso" que se puede lograr esta semana en la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN/Nafta).
La canciller canadiense regresó esta mañana a la Oficina del Representante de Comercio de Estados Unidos, Robert Lighthizer, en Washington, para continuar las negociaciones en una semana crucial.
Estados Unidos y México anunciaron el lunes haber llegado a un acuerdo y el presidente Donald Trump dejó abierta la posibilidad de que Canadá, el tercer socio del Nafta, quede fuera de él si no se suma para el viernes.
El Gobierno de Trump y el de Enrique Peña Nieto tienen prisa por cumplir los plazos legales que permitan, por un lado, que el mandatario mexicano firme el acuerdo antes de que Andrés Manuel López Obrador asuma la presidencia el 1 de diciembre y, por otro, que lo rubrique el republicano antes de que los demócratas puedan ganar más peso en el Congreso en las elecciones legislativas de medio mandato de noviembre en Estados Unidos.
La ley estadounidense obliga al Gobierno a notificar un acuerdo al Congreso 90 días antes de su rúbrica. Lighthizer lo hará el viernes para llegar a tiempo. "Si no está Canadá, notificaremos que tenemos un acuerdo bilateral al que Canadá es bienvenido a unirse", dijo Lighthizer el lunes.
Él y Freeland se reunieron el martes por la tarde, después de que la canciller estadounidense viajara de urgencia a Washington, acortando un viaje en Europa.
En la mañana de hoy, los equipos de Estados Unidos y Canadá retomaron las conversaciones, que Freeland apuntó la víspera que girarían en torno a "asuntos específicos" especialmente "importantes" para Canadá. La canciller canadiense se reunió el martes en la noche con el jefe negociador de México, el ministro de Economía, Ildefonso Guajardo.
"Estamos trabajando muy duro y muy intensamente y continuamos siendo optimistas sobre el progreso que podemos hacer esta semana", dijo Freeland a los periodistas al llegar hoy a la oficina de Lighthizer.
Los aranceles a los productos lácteos y el mecanimo para la resolución de disputas en el marco del tratado se mantienen como los temas más espinosos en las negociaciones entre Estados Unidos y Canadá.
Los tres socios del Nafta comenzaron hace un año a renegociar el mayor tratado comercial del mundo, en vigor desde 1994, por imposición de Trump, que considera que en su casi cuarto de siglo de funcionamiento no ha beneficiado a su país.
La renegociación fue una de sus principales promesas de campaña y, ya en la Casa Blanca, amenazó con sacar a Estados Unidos de él si no conseguía un resultado que considerara beneficioso para su país.
Numerosas veces defendió la posibilidad de sustituirlo por acuerdos bilaterales, pero México y Canadá dijeron siempre que el resultado debía seguir siendo trilateral.
México, no obstante, ha acabado dejando de contemplar la trilateralidad como condición. Aunque el Gobierno de Peña Nieto desea que el tratado final incluya a Canadá, esta semana aceptó que pueda no hacerlo.