El camino hacía la repostulación del presidente Luis Abinader, ha comenzado. Y para que se mantenga navegando sin mayores dificultades precisa de un ambiente favorable, principalmente dentro del Partido Revolucionario Moderno, el brazo político que lo sostiene, que le dio el triunfo en las elecciones pasadas.
Si la crisis no se agudiza, manteniendo los niveles de inflación controlados, si la estabilidad del dólar continúa, si el crecimiento económico, aunque no sea de un 12 %, se mantiene, será muy difícil derrotarlo en unas elecciones. El deterioro económico es la principal causa de un descenso en la popularidad de un mandatario. Las crisis económicas son las que destruyen los presidentes.
La inflación es el principal enemigo del presidente Abinader. ¡Y lo sabe!
Recuperar el turismo logrando una mayor inversión nacional y extranjera para que nos visiten millones de turistas de todas partes del mundo, recuperar los empleos perdidos por la pandemia y aumentarlos con nuevas zonas francas, industrias, comercios, etc.; mantener el país sembrados de productos básicos de la canasta familiar, aumentar la producción energética con nuevas plantas, mantener la seguridad ciudadana combatiendo el crimen y el delito, incluyendo el narcotráfico, con una Policía Nacional profesionalizada, serían la garantía de la permanencia del PRM y Luis Abinader en el poder más allá del 2024.
En todas esas áreas de crecimiento y desarrollo del país trabaja afanosamente el presidente Abinader. Y lo está haciendo exitosamente. La oposición lo sabe, por eso pretende restarle méritos y trata por todos los medios que fracase; no le importa que el país se joda.
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En todas las actividades que realiza el jefe de Estado se escucha la consigna: “¡cuatro años más!” No hace mucho hice un recorrido con Abinader por Azua, Barahona y Bahoruco. La gente salía espontáneamente de sus hogares gritando “¡cuatro años más!” o levantando las manos y mostrando con sus dedos el número 4. Es costumbre del presidente bajar el cristal y saludar afablemente a la gente.
Abinader salió airoso de la crisis sanitaria y de la crisis económica, logrando un crecimiento espectacular de la economía, del turismo, del empleo, etc. Sin embargo, le cayó como una granada la guerra que involucra a Rusia, Ucrania, Estados Unidos, China y buena parte de los países de Europa, provocando un aumento en los precios de los combustibles, los commodities, fletes, etc., creando una situación extremadamente difícil, porque se trata de fenómenos exógenos que el gobierno dominicano no controla. El presidente Abinader tiene que tener los dedos cruzados rezando para que regrese la normalidad en el mundo, que vuelva la paz aunque sea relativa.
De todos modos, la inflación -insisto- es su principal enemigo. A lo que apuesta la oposición para sacarle provecho político electoral.
El otro elemento para allanar el camino hacia el 24 es el PRM. Entre la dirección del partido y su militancia existe una diferencia, una dicotomía que tiene que ser resuelta lo antes posible, sin trauma. No veo -de momento- la posibilidad de una división, pero el ruido tiene que bajar o desaparecer.
Hay que armonizar, escuchar, buscar soluciones. Entre la dirección y las bases debe haber armonía, unidad. Como digo siempre, algo que aprendí en la escuela, “el todo es más importante que cualquiera de sus partes”. Y como dice el tigueraje político, “es mejor arriba con presión, que abajo con depresión”. El que no lo crea que se lo pregunte a los dirigentes, militantes y simpatizantes del PLD.
Mantener al PRM en el poder, con Abinader como presidente, es lo más importante, para el partido, para sus dirigentes, para sus militantes y simpatizantes, y, sobre todo, para el país. No haré nada para obstaculizar la repostulación de Luís Abinader, no le pondré piedras en el camino. Hace tiempo le tendí una alfombra política para que continúa produciendo los cambios y transformaciones que requiere el país, porque no quiero que el PLD o la Fuerza del Pueblo vuelvan al poder. ¡El gansterismo político no puede instaurarse nuevamente en el país! ¡Jamás!
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