Por Viviana García
Boris Johnson, el político que pasará a la historia como el arquitecto del Brexit, se despidió este martes con un "esto es todo, amigos" al abandonar por última vez la residencia oficial de Downing Street como primer ministro británico.
Johnson, que anunció su renuncia en julio tras la rebelión de numerosos miembros de su Ejecutivo, viajó después a Escocia para presentar formalmente su dimisión a la reina Isabel II, de 96 años, en el castillo de Balmoral, un acto constitucional de rigor.
"El muy honorable parlamentario Boris Johnson tuvo una audiencia con la Reina esta mañana y presentó su renuncia como Primer Ministro y Primer Lord del Tesoro, que Su Majestad tuvo el agrado de aceptar", reza el comunicado oficial del Palacio de Buckingham.
Al abandonar el poder, age, el despliegue del amplio plan de vacunación contra la covid-19 y la crisis de Ucrania.
UN PAÍS EN CRISIS Y CON ASUNTOS POR RESOLVER
Con su partida de Downing Street, Johnson deja, no obstante, a un Reino Unido sumido en una profunda crisis por el exponencial incremento de los precios de la energía y una inflación interanual que está en el nivel más alto en más de 40 años -10.1 %-.
También deja unas difíciles fricciones con la Unión Europea (UE) por el controvertido Protocolo de Irlanda del Norte del Brexit, el mecanismo pensado para controlar mercancías comunitarias y evitar una frontera física entre las dos Irlandas, así como un Sistema Nacional de Salud (NHS,en inglés) en crisis por las listas de espera que dejó la pandemia y la falta de personal sanitario.
En su último discurso como primer ministro, Johnson prometió dar todo el apoyo a su sucesora, Liz Truss, en una clara señal sobre la necesidad de unir al Partido Conservador.
"Gracias a vosotros, al pueblo británico, a los votantes, por darme la oportunidad de servir, a todos vosotros que trabajaron juntos tan incansablemente para vencer la covid", dijo en la famosa calle del Gobierno, abarrotada de políticos, funcionarios, empleados de Downing Street, periodistas, fotógrafos y cámaras.
"Nunca olviden que el 70% de toda la población recibió una dosis en seis meses, más rápido que cualquier país comparable. Eso es Gobierno. Ese es este gobierno conservador", subrayó Johnson.
El político buscó calmar la creciente preocupación de la población por el aumento del 80 % en las facturas energéticas a partir del 1 de octubre al indicar que el Gobierno de Truss "hará todo lo posible para que la gente supere esta crisis".
UN DISCURSO CON TINTES DE HUMOR
Sin abandonar su famoso sentido del humor, Johnson se comparó a un cohete propulsor "que ha cumplido su función" y que ahora volverá a entrar "suavemente en la atmósfera y aterrizaré de manera invisible en algún lugar remoto y oscuro rincón del Pacífico".
También hizo referencias históricas al compararse a Lucio Cincinato – el cónsul, general y dictador romano asociado a la virtud cívica- al indicar que vuelve a su "arado".
La referencia a Cincinato motivó hoy conjeturas sobre si Johnson piensa volver a la arena política, dado que este general romano se marchó a su finca negándose a intervenir en política para después volver brevemente para lidiar con una conspiración.
Entre otros asuntos, Johnson hizo referencia al objetivo de los nacionalistas escoceses de concretar su independencia al afirmar que la "unión" del Reino Unido es "tan fuerte" que "quienes quieran romperla, lo seguirán intentando pero nunca lo conseguirán".
"Gracias a todos los que están en este edificio por cuidarme a mi y a mi familia durante los últimos tres años, incluido Dilyn, el perro. Y, si Dilyn y Larry (el famoso gato de Downing Street) han podido dejar atrás algunas dificultades, también puede hacerlo el Partido Conservador", subrayó.
Johnson había anunciado su intención de dimitir el pasado 7 de julio después de presidir un Gobierno criticado por el descontrol, la falta de rigor en la gestión y los continuos escándalos por las fiestas durante las restricciones anticovid, elementos que terminaron por pasarle factura.
Tras el discurso de hoy, saludó personalmente a sus seguidores en la calle de Downing Street antes de marcharse en coche, acompañado por su mujer, para volar a Aberdeen, en Escocia.
En un principio estaba previsto que Isabel II viajara a Londres para el traspaso de poder pero el Palacio de Buckingham, residencia de la familia real, comunicó recientemente el cambio de planes, debido, según los medios, a los problemas de movilidad de la reina.
Esta es la primera vez en los setenta años del reinado de Isabel que el cambio de primer ministro tiene lugar en Balmoral.