El presidente de Brasil, el ultraderechista Jair Bolsonaro, lamentó este lunes que nadie le hubiera pegado un tiro a un indigente que el domingo mató a dos personas e hirió a otras 5 en un turístico sitio de Río de Janeiro.
La declaración fue hecha en una transmisión al vivo hecha en las redes sociales mientras el líder ultraderechista se cortaba el pelo y en la que Bolsonaro aparece cubierto por una capa plástica de color beige hablando informalmente con su peluquero mientras este le hace el corte en algún salón del Palacio presidencial de Planalto.
"Mire usted en Río de Janeiro. ¿Fue ayer eso, no? Un indigente apuñaló, mató y ejecutó a dos personas en Río de Janeiro. Ahora, no había nadie armado para darle un tiro, es impresionante", aseguró el mandatario brasileño, un capitán de la reserva del Ejército y quien defiende el porte de armas en las calles por los ciudadanos para defensa propia.
"Pero todo bien. ¿Estaba drogado el hombre, cierto?", agregó.
El domingo, el indigente Placido Correa de Moura, de 44 años fue arrestado acusado de apuñalar a dos hombres en los alredores de la laguna Rodrigo de Freitas, uno de los sitios más icónicos de Río de Janeiro y uno de los lugares más frecuentados ese día por los ciudadanos locales que acostumbran visitarlo para hacer deporte o disfrutar de su paisaje.
Además de las dos víctimas mortales, otras cinco personas resultaron heridas.
Después de varios intentos de algunas personas por detenerlo mientras llegaban las autoridades, el indigente fue inmovilizado por la policía con dos disparos en la pierna y uno de raspón en la cabeza, poco después de apuñalar a la segunda víctima.
Sobre la tragedia, el gobernador de Río de Janeiro, Wilson Witzel, aseguró que si hubiera sido él quien hubiera disparado al indigente, le habría disparado a la cabeza.
"Toda acción militar está sujeta a errores. Existe la teoría y en la práctica puede no funcionar. Si yo hubiera estado en el lugar del policía le habría dado un tiro en la cabeza", aseguró Witzel, un admirador de Bolsonaro que quiere acabar con la delincuencia a como de lugar y quien defiende que los policías disparen libremente a los delincuentes que estén armados.
Una de las promesas del ultraderechista desde que estaba en campaña fue la de flexibilizar la compra y el porte de armas en Brasil, unas de las primeras medidas que implemento mediante decreto al llegar a la presidencia.
No obstante la medida fue rechazada por el Senado y, bajo la presión del Congreso, el mandatario se vio obligado a revocar los dos decretos, ante lo cual propuso otras tres medidas ajustadas a las condiciones exigidas por el Legislativo.
El decreto firmado en mayo generó una ola de rechazo entre diversos sectores de la sociedad, incluidos organismos de derechos humanos que argumentan que la medida puede incrementar la violencia en el país.
Considerado como uno de los países más violentos del mundo, Brasil alcanzó una cifra récord de 65.602 homicidios en 2017, lo que supone una media de 31,6 muertes violentas por cada 100.000 habitantes.